Nota de la autora: última actualización del año. Muchas gracias por seguir BDS, espero que tengan unas muy felices fiestas.
¡Disfruten el capítulo!
***
- Escucha- Hyde le envió una mirada que pretendía, fuera de escarmiento- Si quieres seguirme por toda la maldita prefectura hazlo, pero no vengas a mi trabajo a traerme problemas. Me encantaría tener todo el tiempo libre para joder la vida de los demás como tú lo haces, pero lamentablemente, necesito este trabajo para pagarme los estudios... ¿Puedes entender algo tan elemental o ni siquiera te da para eso?
- No tienes porqué ser tan agresivo.
- ¿Ah no?- rió- ¿Qué harías tú si un tipo al que acabas de conocer se empeña en seguirte, como un puto psicópata?
- Tú me interesas, Hyde- Tetsuya lo vio fijamente, cruzado de brazos, entornando sus ojos castaños- Entiendo que te descoloque mi interés por ti, pero si pudieras escucharte cantar comprenderías un poco más porqué no voy a descansar hasta convencerte que lo tuyo es la música. Que no tienes porqué seguir aquí, limpiando mesas para pagarte una carrera que no vale la pena cuando tienes todo el potencial para ser el mejor vocalista de Osaka. Para tener todo lo que tú quieras.
- ¿Lo que yo quiera?- Hyde sonrió de forma irónica. Se inclinó en la barra y le habló con voz baja, para que solamente él lo escuchara- Lo único que ahora quiero es que te largues. Para tu mala suerte, mi vida es pintar y créeme, prefiero seguir aquí, limpiando mesas y estudiando una carrera que no vale la pena, como tú lo dices, que acceder a tus caprichos de niño mimado... ¿Necesitas que te vuelva a pedir que desaparezcas o te dibujo un mapa hacia la salida, bajista?
Se observaron una última vez, casi sin pestañear, hasta que Tetsuya se alejó unos pasos y ahogó un suspiro, de nuevo con esa sonrisa de superioridad que Hyde odiaba tanto.
- Como quieras- accedió- pero mañana me tendrás por aquí de nuevo y así será todos los días, hasta que me des una respuesta afirmativa.
- Vete a la mierda- el chico le deletreó de forma clara y se dio vuelta hacia la cafetera, antes de que la sonrisita de Ogawa lo sacara de sus casillas.
Respiró aliviado cuando escuchó el ruido de la campanilla de la puerta, signo elocuente de que el bajista había entendido el mensaje y se había ido de la cafetería. Le envió una última maldición entre dientes y estaba por volver a limpiar el filtro de la cafetera, de forma cuasi compulsiva, cuando un silbido a su espalda hizo que se volteara y tuvo que ahogar un suspiro de hastío.
El amigo de Ogawa se había quedado frente a la barra, apoyado de costado, lo observaba con una sonrisa descarada en los labios.
- Antes de que te pongas a gritarme también, déjame hacer constancia de que yo vine en son de paz, ¿eh?- comentó y luego adoptó un rictus de conspiración- Aquí, entre nos, me agrada mucho ese carácter que te cargas... Conozco a Tetsuya Ogawa de años y nadie lo había puesto en su sitio como tú lo haces.
- Siempre hay una primera vez, ¿qué quieres?
- Por ahora, que no me veas con cara de asesino y escuches el consejo de un amigo- el chico se levantó los anteojos negros y dejó ver una mirada oscura, sumamente astuta- Mi nombre es Hiroki, o Hiro, da igual. El caso es que soy el guitarrista del proyecto de banda que tiene Ogawa, el mismo del que, supongo, te ha hablado hasta el cansancio, ¿cierto?
Lanzó una risita entre dientes y se acomodó en una de las sillas, frente a la barra. Hyde miró alrededor y se cercioró de que nadie en la cafetería estuviera siguiendo su conversación. Lo menos que quería era tener problemas por estar hablando en horas de trabajo.
Estaba por despachar al amigo de Ogawa cuando éste se le adelantó de nuevo, sonriendo de forma lobuna.
- No soy un psicópata como Tetsuya, si eso es lo que crees. Pero admito que tienes una voz curiosa… nada que no se pueda encontrar con una buena búsqueda, la verdad.
- ¿Y el punto es?- Hyde levantó una ceja, impaciente.
Hiro lo observó casi sin pestañear.
- El punto es que conozco a Ogawa, ya te lo dije. Y lo que has visto de él no es ni la mitad de lo que te podrías encontrar más adelante, si tienes la desgracia de conocerlo a fondo.
- ¿Quién te dijo que quiero conocerlo a fondo?- Hyde recrudeció el tono de voz y lo hizo reír de nuevo.
Le estaba exasperando aquel tipo.
- Mira, Takarai, tienes algo que me agrada, más allá de tu carácter. Por eso déjame que te de un consejo. Lo vas a necesitar tarde o temprano, si te empeñas en darle negativas.
La campanilla de la puerta sonó de nuevo y ambos miraron hacia ella. Tetsuya Ogawa volvía a aparecer, sus ojos pasaron de Hiro a Hyde y viceversa.
- Ahí, donde lo ves- prosiguió Hiro, en voz baja, haciéndole un saludo a Tetsu- con el aspecto de un niño bueno, de buena familia y futuro asegurado… con todo y eso, Tetsuya Ogawa siempre consigue lo que quiere. Y no escatimará en recursos si lo que quiere es hacerte cambiar de opinión.
- ¿Qué estás tratando de insinuar?
El bajista comenzó a acercarse, sorteando las mesas. Hiro se puso de pie y observó a Hyde, mucho más serio de lo que había estado antes. Por algún motivo, Hyde sintió que un frío corría por su espalda, en tanto se veía reflejado en la mirada tormentosa de aquel tipo.
- Cuídate de él, Takarai- le susurró, con tanta seriedad que parecía que le hablaba otra persona - Cuídate y no te fíes de él, por más inofensivo que parezca… Tarde o temprano te vas arrepentir de haberlo conocido y te lo aseguro, será demasiado para que puedas escapar. Recuérdalo.
No bien había acabado de hablar cuando el bajista llegó hasta ellos, demandante e impaciente por partes iguales. “¿Todo bien?” inquirió, mirando a Hyde de forma intensa. Hiro se levantó del asiento y lanzó una clara maldición entre dientes.
- El café tendrá que esperar, Takarai- le dijo, a modo de despedida. Su semblante había regresa a la despreocupación habitual, sin embargo, antes de seguir al bajista hacia la salida le envió una mirada a Hyde, con la misma seriedad que había manifestado segundos antes.
Esa que pregonaba todo un vaticinio.
“Te vas a arrepentir de haberlo conocido. Recuérdalo”.
***
Bodas de Sangre
Capítulo 25
Advertencias
***
No era una opción pedir perdón, tampoco tenía porqué hacerlo. En algún momento, Hyde se daría cuenta que todo lo que había pasado, todo lo que Tetsu había hecho había sido por su bien. Por su futuro.
Algún día…
Pero no hoy
- Si vienes a hacer gala de tu misericordia, vete a otra parte, bajista. No la necesito.
El ruido de las cajas al caer, una sobre otra sobre el piso de la bodega, pareció llenar los resquicios de la instancia y todo lo que se extendía en torno a ambos. La figura delgada de Hyde sobresalía entre toda aquella oscuridad abismante y por sobre todo, la palidez de su rostro y la mirada perdida en sus ojos. El blanco de las vendas que le cubrían los brazos y las manos, como una segunda piel.
Pese a sus convicciones, Tetsuya sintió que algo se removía dentro de su pecho: culpa.
Tú me obligaste a esto
El sonido de un teléfono interrumpió la visión y sus cavilaciones y Tetsuya abrió los ojos, volvió a cerrarlos, con premura. La claridad del cuarto pareció cegarlo, aumentó el dolor incesante en su cabeza y lo hizo maldecir entre dientes, en tanto se incorporaba, desorientado.
- ¿Bueno?
La voz le salió rasposa y alguien lanzó una risotada del otro lado de la línea. Tuvo ganas de maldecir una segunda vez, pero Ken Kitamura fue mucho más rápido.
- ¡Vaya! Todos sabemos que la vida en Osaka es mejor, pero hombre, no pensé que te irías de farra tan pronto.
- ¿Qué quieres?
- Esa no es la forma de tratar a tu mejor amigo- Ken lanzó un siseo - Quería saber cómo te había ido con el imbécil de Hiroki, pero tu mal humor me lo dice todo. Y con lujo de detalles.
Las palabras del guitarrista lo trajeron de vuelta a la realidad. Hizo un nuevo intento por abrir los ojos, esta vez, con mayor éxito. Miró a su alrededor y se encontró en su habitación en el hotel.
No tenía idea de cómo había llegado ahí.
- ¿Tetsuya? ¡No te quedes en silencio, carajo! Estás haciendo que me preocupe y créeme, no quiero partir el puto día con más preocupaciones de las que tengo.
- Baja un poco la voz, ¿vale?- Tetsuya articuló y se tocó el punto exacto de la cabeza donde el dolor pulsaba, con la mano que tenía libre.- Le hable a Sakano ayer por la noche, después de que me entrevisté con Hiroki. ¿No les dijo nada?
- Son las ocho de la mañana, voy conduciendo a la compañía. ¿Tan mal estás que no sabes la hora?
- ¿Cómo está Hyde?- preguntó de pronto, casi sin filtrar pensamientos.
Ken ahogó un suspiro del otro lado de la línea.
- Haido está como siempre, no sé porqué te preocupas tanto. Ayer lo vi un poco pálido, pero seguro que hoy anda feliz porque el imbécil de Sakura se nos une a los ensayos.
- Así que Sakura llega hoy a la compañía- Tetsu reflexionó en voz alta. Vio el reloj de la mesita de noche y arrugó el ceño, sin poder evitarlo- La negociación con Hiroki no llegó a buen término, y por lo que sé, Pero está empañado en no volver a la música. Lo más probable es que sólo Sakura se integre al concierto aniversario.
- El enano no estará muy contento cuando se entere que no se podrá llevar a cabo su brillante idea.
- No lo estará, pero no puedo hacer nada al respecto.
Se puso de pie, con dificultad, y miró a su alrededor. Algunas prendas de su ropa estaban dobladas en el borde de la cama, con un cuidado que le parecía casi conocido. “Te llamo dentro de la mañana, ¿vale?” le dijo a Ken, tratando de no sonar tan cortante. Una vez que el guitarrista terminó la comunicación, marcó el número del celular de Hyde, pero no obtuvo buenos resultados.
Sakura tampoco contestaba.
Están juntos, es obvio
Caminó a trompicones hacia el baño y se dio una ducha con agua helada, para terminar de despertar. Poco a poco, iba recordando parajes de la noche anterior, aunque la ronda de whiskys que había tomado en un bar se hacía cada vez más y más brumosa.
No tenía idea cómo había vuelto al hotel, considerando el nivel de borrachera que se había puesto.
“Aún puedo ir y contarle a Hyde cómo y cuándo le cagaste la vida. Y todavía mejor: el porqué”
- Maldita sea mi suerte- murmuró bajo el agua de la ducha. Echó la cabeza hacia atrás y cerró los ojos.
Tenía que calmarse y pensar en frío.
Han pasado casi veinte años, no podrá probar nada… Haido no le creerá y aún si lo hace, tiene que entender mis razones.
Lo hice por él y al final, el tiempo me dio la razón, salió de la ducha con una toalla en las caderas. El vidrio del lavamanos estaba empañado, lo limpió con el dorso de la mano y su propio reflejo le devolvió una mirada fija, de fría determinación. Si no fuera por mí, Hyde no tendría ni la mitad de lo que ahora tiene… el precio a pagar no fue nada comparado con todo lo que logró por su voz, y no por sus manos.
Se secó el cabello con parsimonia. Así tenía que ser… incluso si Hiro llegaba a hablar con Hyde, la razón estaría de su parte. No tenía porqué arrepentirse por haber hecho lo correcto.
Y, de todas formas, había sido Hyde quien no había querido escuchar sus razones. El que había rechazado sus consejos una y otra vez, en su irrisorio afán por seguir en el arte.
Qué estupidez.
Cerca de las diez de la mañana, bajó a la recepción, pulcramente vestido y con nuevos ánimos. No tenía intenciones de dilatar su estadía en Osaka, por lo que se quedaría sólo por ese día y compraría un boleto para volver a Tokio, en la noche.
Quería estar con Hyde lo más pronto posible.
Sakura vuelve a la banda… no me conviene que estén cerca.
- Buenos días, ¿alguien me ha dejado algún mensaje?- le preguntó con cordialidad al recepcionista, mientras revisaba los llamados en su celular y planeaba rápidamente su último itinerario en Osaka. El hombre preguntó su nombre y revisó en los papeles. Le tendió una tarjeta del restorán en el que había estado la noche anterior y algunos folletos de visitas turísticas en la zona.
- Por cierto- repuso, antes de que Tetsuya se fuera- su mujer dijo que lo espera hasta las diez y treinta en el comedor.
Tetsu arrugó el ceño.
- ¿Mi mujer?
- Sí, la mujer que llegó con usted anoche. Regresó esta mañana y dijo que estaría desayunando en el comedor, por si quería reunirse con ella.
¿Qué tipo de broma era ésa? Tetsuya se mantuvo serio por unos cuantos segundos, recobró la compostura y volvió a agradecer al recepcionista, antes de encaminarse al comedor, pensativo. Lo más probable es que se tratara de un error. De seguro su hermana había llegado al hotel y la habían confundido con su esposa. No había forma en que Ayana estuviera en Osaka.
Para su mala suerte, descubrió que estaba equivocado, en cuanto pasó las puertas de roble y la vio sentada al lado de la ventana, en la última mesa a la derecha. El sol de la mañana caía sobre el vestido blanco de Ayana y se derramaba en su falda, iluminaba los bordados y moría entre sus piernas, tan estilizadas como la mejor de las bailarinas.
Ayana levantó la vista hacia él aún antes de que se acercara. Le sonrió y apartó con elegancia el plato, estaba comiendo una ensalada de frutas.
- Por un momento, pensé que tendría que pedir otro desayuno en lo que demorabas en bajar- repuso con voz alegre. Tetsu sintió que el semblante se le tensaba.
- ¿Qué haces aquí?- directo al grano y sin caballerismos. Ayana sonrió aún más profundamente y le señaló la silla vacía que tenía al frente.
- ¿Qué tal si me acompañas? Te pedí lo de siempre: un café y un par de tostadas. Ponte cómodo, la orden debe estar por llegar.
Parecía tan tranquila, tan diferente a la mujer dura y atormentada con la que se había entrevistado, noches atrás. Sin mayor opción, Tetsu se sentó al frente y la vio terminar su té. Toda aquella cordialidad le parecía, por demás, extraña. En especial si consideraba que aquélla era la mujer que quería separarlo de su hija.
- Si te trae aquí el asunto de las fotos, pudiste haber esperado que volviera a la capital. Estoy en un viaje de trabajo, no tengo tiempo para distraerme.
- No lo dudo- su esposa le sonrió de nuevo y dejó la taza con pulcritud en el platillo- Tu madre quiso volver para checar como andaba la casa. Yo la acompañé, sabía que estabas aquí, así que me dije: ¿por qué no hacer una visita de cortesía a mi esposo?
- Ayana, estoy hablando en serio.
- Hablemos en serio, entonces- su expresión se hizo algo más tensa, aunque no dejó de ser un tanto dulce. Se arregló el cabello, se acomodó mejor en el asiento. Lo miró a los ojos. Fijamente, casi como una madre- Me llamaron ayer desde el bar donde estabas. El barman buscó en tu celular el número de algún contacto, porque ni siquiera podías ponerte de pie, mucho menos regresar solo al hotel … Pensé en no ir, pero soy tu esposa, Tetsuya, a pesar de todo lo que ha pasado entre nosotros. Así que accedí a ir a un bar a las dos de la mañana, y te traje aquí, en un estado en que no te había visto nunca… la pregunta que me ronda desde anoche es el porqué. ¿Qué causó que bebieras tanto, Tetsuya? O mejor dicho, ¿quién?
Las semejanzas con su madre comenzaban a ser peligrosas. El bajista se aclaró la garganta y agradeció la llegada del mesero con el café y las tostadas, para darle tiempo de erigir una respuesta convincente.
- Hace un par de días me amenazaste con entregar las fotografías al juez y no dejarme ver a mi hija. Soy humano, ¿tan extraño te parece que busque ahogar mis problemas en alcohol?
- Entonces, lo hiciste por Rei- Ayana volvió a sonreír, irónica- Con todo respeto, ¿no crees que es mejor volver con tu familia que estar tirando el dinero en licores?
- Ya te dije que voy a seguir con el divorcio.
- Lo dijiste, lamentablemente- la sonrisa de Ayana se tiñó de algo de tristeza- Si te sirve de consuelo, no vine a repetirte lo mismo que la última vez... En realidad, vengo a hacerte una invitación.
- ¿Qué clase de invitación?
- Familiar. Tú y yo aún somos familia, ¿no?- Ayana arregló su ropa y se apartó el cabello del rostro, por algún motivo, parecía nerviosa- Ya que tú y yo estamos en Osaka, tu madre pensó en hacer una cena familiar esta noche, en su casa. Naturalmente, quiere que vayas.
- Estás bromeando- Tetsuya se llevó el café a los labios y rió de forma grave- Ni ella ni mi padre desean verme, me lo dejó en claro hace un par de semanas, ¿lo recuerdas?
- En las discusiones se suelen decir cosas que no queremos, que no pensamos en realidad. Me consta que a ella le duele tanto como a mí lo que está pasando… ¿por qué te parece tan extraño que quiera reunir a sus tres hijos?
- Hablas como si fuera una madre cariñosa.
- Y tú la haces parecer una persona horrible- su sonrisa tambaleó- Jamás te habías referido a ella en tan duros términos, tampoco solías tratarme con esta displicencia… es más que claro que tu relación con Hyde te ha cambiado, y mucho.
- Dijimos que no íbamos a discutir eso.
- Esta bien, no lo hagamos. Pero si quieres tanto a tu hija como dices, ven a la cena y comparte un tiempo con ella. Eso es mejor que ir a emborracharte, ¿no lo crees?
Tomó su cartera y se puso de pie. Los bordes de su falda ondearon con el movimiento.
- Es curioso- Tetsu dejó la taza de café sobre el plato, con parsimonia, y le envió una mirada adusta- Pareces muy preocupada de que comparta tiempo con Rei, sin embargo, vas a interponer una demanda para impedir que yo la vea.
- Te espero a las ocho, Tetsuya. No faltes.
No le dio tiempo de agregar nada más. Ayana le dedicó una última sonrisa y salió del comedor con andar seguro, y el bajista se encontró pensando que definitivamente no era la mujer con la que se había casado, más de tres años antes.
En el fondo, tenía miedo de confirmar que nunca lo había sido.
***
- Así que Hiro no viene a trabajar con nosotros.
- Y no me sorprende- Ken sonrió, mientras dejaba escapar el humo del cigarro por su boca- Tetsuya no estaba feliz con la idea de su regreso. Y cuando nuestro augusto líder no está contento con algo, mueve cielo, mar y tierra con tal de impedirlo, te lo aseguro.
- ¿Crees que Tetsuya viajó a Osaka con la idea de denegar la propuesta?
- No lo sé, hasta el último día que estuvo en Tokio, me dio la impresión de que haría lo que fuera para llevar a cabo la dichosa idea de Haido, aunque… cuando hablé con él en la mañana, noté algo completamente diferente. Como si le fastidiara el solo hecho de tener que nombrar al imbécil de Hiroki.
- Discutieron.
- Más que eso. Tetsuya no siguió la negociación por algo. Me atrevería a apostar lo que fuera que si el imbécil de Hiro no está aquí no es por que él no haya querido, sino porque no lo quiso Tetsu.
Doce del día. Habían bajado hasta el estacionamiento de la compañía para fumar un cigarro y, mientras los autos pasaban alrededor de ellos, Ken se mantuvo en silencio por unos instantes, perdido en sus pensamientos con aires a novela negra parisina, en tanto Yukihiro le enviaba miradas de soslayo y se sentía extrañamente cómodo con la escena.
Mentiría si dijera que no le gustaba estar ahí, fumando un pucho mientras jugaban a los detectives.
- Hace unos días me dijiste que Hiroki se había ido por dinero de la banda, ¿no?- conjeturó de pronto, ganándose una mirada fija del guitarrista- No lo conozco, pero si a Hiro le importa tanto el dinero como entonces, lo más seguro es que no hayan llegado a un acuerdo económico.
- Ya… ¿y cómo explicas que Tetsuya no haya hecho una contraoferta?- Ken sonrió, totalmente escéptico- No, no… lo he visto demasiadas veces en negociaciones como para saber que Tetsuya es un puto perro en los asuntos de dinero. Nos da cátedra a ti, a mí y cualquiera de los viejos estirados que plagan esta compañía.
- Entonces, ¿qué otro asunto pudo haber generado tanto roce entre ellos?
- Obviando que Hiroki tiene un ego que solo se compara con el enano cuando… espera un segundo- Ken abrió los ojos, con suma sorpresa- ¡Eso es! ¿Por qué carajo no lo pensé antes?
Se puso de pie de forma intempestiva, se tomó la cabeza con una mano mientras la otra jugueteaba con el filtro del cigarro entre sus dedos.
- ¡Elemental, mi querido Watson! Todo comienza y termina por culpa de Hyde.
- ¿Qué tiene que ver Haido en todo esto?
- ¡Todo!- sonrió- Por ese tiempo ni siquiera tenía la idea de dedicarme a la música, pero sí venía a los ensayos y te puedo jurar y re jurar que Hiroki siempre tuvo un trato extraño con él, aunque no eran precisamente amigos... Tampoco creo que tuviera una doble intención, al imbécil ese le encantan las mujeres, aún así… llámame loco, pero había algo en su relación con el enano que no olía bien, en lo absoluto.
- No entiendo qué es lo que tratas de insinuar.
- Ni siquiera yo lo entiendo del todo- Ken ahogó un suspiro y se llevó el cigarrillo a los labios, algo más serio.- Lo que sí sé es que cuando el idiota se fue, amenazó a Tetsuya con llevarse a Pero y a Hyde con él. Supuestamente, iba a hacer otra banda y tenía contactos con otra productora que le ofrecía mucho más dinero, sin tantos sacrificios. Puras patrañas, aunque Pero le creyó, el muy imbécil.
- Y Hyde se quedó con Tetsuya.
- El enano será de todo, pero hay que reconocerle que nunca le jugaría chueco a Tetsu- el guitarrista dio una calada larga y soltó el humo entre sus labios, pensativo- De todas formas, tú mismo lo viste hace unos días. Por alguna retorcida razón, Haido defiende el recuerdo de Hiroki a capa y a espada. No sé si se seguirán viendo, pero hay algo en esa relación que no me cuadra.
- Entonces, piensas que Tetsuya y Hiro se pelearon por Hyde- recapituló el baterista y se ganó una sonrisa de parte de Kitamura, quien le tendió el cigarro para que se lo terminara.
Mientras fumara los últimos restos, Yukihiro se mantuvo observando a Ken y su mirada se volvió algo hilarante.
- ¿Nunca has pensado dedicarte profesionalmente a la investigación?
- Pues mira, mi santa madre siempre decía que mi mayor virtud era la curiosidad.
- No eres el único- Ken arrugó el ceño y Yukihiro estuvo tentado reír- Hyde ha estado haciéndome preguntas sobre tus rencillas con Sakura. Está empañado en averiguar qué clase de problemas se traen ustedes.
- ¿El enano te dijo eso?
- Con todas sus letras.
Kitamura lanzó una maldición audible entre dientes. Le quitó el cigarrillo de las manos, le dio una última calada y luego lo arrojó al piso, con mal disimulado enojo.
- Si fuera mi jodido hermano, hasta se podría decir que es un mal de familia, carajo- masculló, y cuando Yukihiro se puso a reír lo vio de forma cuasi asesina- No disfrutes tanto, Awaji, que precisamente eres la razón que el enano tanto busca.
Lejos de parecer molesto, Yukihiro se cruzó de brazos y lo vio con la sonrisa aún en los labios.
Se había acostumbrado a Ken. Y no solamente a sus comentarios.
- ¿Qué te pasa? ¿Por qué me quedas mirando raro?
- ¿No lo adivinas? –casi se echó a reír de nuevo cuando Ken abrió los ojos con sorpresa- No pongas esa cara, harás que me arrepientas de estar flirteando contigo.
- Espera un segundo- Ken respiró profundo y arrugó el ceño- ¿Quién demonios eres tú y qué has hecho con el baterista de mi banda?
El baterista lanzó una nueva risa y estaba a punto de seguir con el juego, cuando el ruido de una motocicleta irrumpió en el estacionamiento y ambos desviaron la vista casi al unísono, adivinando de quien se trataba.
Sakura
En efecto, la Harley Davidson negra se aparcó en la última hilera de autos y de ella bajaron dos personas. Ambos con chaquetas de cuero.
- Pero mira a quienes tenemos aquí- comentó Ken a su lado y Yukihiro le envió una mirada rápida, confirmando lo evidente.
Mientras Sakura y Hyde se sacaban los cascos e iban hacia la entrada de la compañía, el guitarrista siguió su recorrido con la vista, apretó los labios, la hilaridad completamente olvidada.
- Sabías que hoy Sakura se iba a reincorporar a los ensayos.
- ¿Y qué? ¿Quieres que lo reciba con bombos y platillos?
- Por favor, Ken- Yukihiro suspiró, tan audiblemente que el guitarrista tuvo que mirar en su dirección- Sé que soy el motivo de su pelea, como dices, pero no tienes que enfadarte también conmigo.
No estaba hablando del todo en broma pero tampoco estaba siendo del todo sincero. Ken se aclaró la garganta, evidentemente incómodo. Miró alrededor y luego hacia el piso.
- ¿Te puedo preguntar algo?
- Ya lo hiciste.
- ¿Por qué…?- tropezó- ¿Por qué no pareces tan afectado de ver al imbécil ese de Sakura?
Cuando Yukihiro arrugó el ceño, Ken pareció arrepentirse de haber hecho la pregunta.
- Quiero decir- se excusó- ustedes tuvieron, pues… tuvieron “algo” y bueno… después de todo este tiempo, yo pensé…
- Que me incomodaría tenerlo cerca- el baterista completó por él. Ken asintió, sumamente serio- Ya que te gusta desentrañar misterios, ¿qué tal si haces el intento con éste?
- Estoy hablando en serio, Yuki. La mayoría del tiempo no lo hago, pero créeme que esta no es una de esas veces.
Se miraron a los ojos por una fracción de segundo, hasta que el baterista desvió la mirada hacia donde se habían ido Sakura y Hyde, al frontis de la compañía. Se escuchaba el sonido de voces y los flashes de las cámaras. Seguramente, los periodistas habían estado esperando para verlos aparecer juntos.
Ken y él tampoco podrían quedarse en el estacionamiento por mucho tiempo.
- No creas que no me afecta- respondió lacónicamente. Sentía los ojos de Ken fijos en su rostro y se tuvo que aclarar la garganta para no dejar de sonreír- Lo mío con Sakura duró bastante tiempo, es lógico que no se me pueda olvidar de la noche a la mañana… aún así, es cosa de tiempo, ¿no? Tarde o temprano me acostumbraré a verlo sólo como un compañero de trabajo.
-Aún lo quieres.
- Depende de lo que entiendas por querer- volvió a mirar a Ken y no pudo evitar sentir algo de nervios, en la boca del estómago- En este momento, la única persona con la que quiero estar me está haciendo preguntas que no vienen mucho al caso.
El guitarrista tardó un poco en reaccionar, pero cuando lo hizo, lanzó una risa que lo hizo ver al menos diez años más joven.
- ¡Joder contigo, batero! Y luego dices que yo soy demasiado franco.
- Me he estado viendo demasiado contigo, puede que seas una mala influencia.
- Lo sé, me va eso de corromper a los niños buenos.
- ¿También te lo decía tu madre?
- No… Me lo dices tú, Awaji, cuando me miras de esta manera.
Ken se acercó. Yukihiro aguantó el aliento.
- ¿Qué manera?- preguntó, casi en un susurro, casi sabiendo lo que ocurriría a continuación. Casi muriendo.
Los ojos de Ken pasaron de sus ojos a sus labios.
- Como- su voz renqueó - como si te importara una mierda besarme en un lugar tan público.
Hazlo… el batero entornó los ojos, la cabeza le dio vueltas. El rostro de Ken se acercaba, cada vez más. Hasta que sus labios lo acariciaron con suavidad y le llenó la boca con sabor a tabaco y a noches de juerga. Puramente marca Kitamura.
- Dime lo que quieras, pero por favor, no digas que me detenga- Ken le susurró con la voz ronca, alucinado y casi incoherente pero tan, tan Ken. En el punto exacto entre la locura y el miedo.
Yukihiro sonrió. Le tomó del mentón y le susurró contra los labios:
- Convénceme.
Cerró los ojos y abrió la boca, sólo lo justo para permitirle el paso de su lengua cálida. Sabía que estaban en el lugar equivocado y el momento equivocado. Y a la mierda… El peligro hacía el beso más excitante, Yukihiro no quería ni podía parar. No cuando la lengua de Ken encontraba la suya y le quitaba todo pensamiento coherente. Todo, menos la necesidad de seguir besándolo, de grabarse ese sabor en la memoria. Lo quería recordar esa y todas las noches que le siguieran, para no sentirse tan solo como sí se sentía antes.
Para no dudar.
No podía dudar.
- Quiero que me prometas algo.
La voz de Ken parecía haber bajado al menos ocho octavas cuando decidieron que debían subir a la sala de ensayos.
- Lo que quieras.
Las puertas del ascensor se cerraron y mientras subían al quinto piso, Ken lo abrazó y lo miró fijamente, indescifrable. Mucho menos seguro de lo que había estado momentos antes.
- Yukihiro- suspiró- Sé que no tengo derecho a exigir nada, pero si alguna vez sientes que no tengo esperanzas contigo dímelo, ¿vale?... Puedo ser un idiota la mayoría de las veces, pero juro que te entenderé. Palabra.
Sí que parecía un niño. Yukihiro sonrió y lo besó de nuevo. Miró el tablero, estaban en el piso número tres.
- No hará falta, pero vale, te lo prometo- le dijo, por alguna razón, con la necesidad de reír. Ken le sonrió con esa alegría infantil que tanto le gustaba y lo atrajo para darle un último beso, sabor a prisas y promesas.
El piso entero estaba de cabeza cuando llegaron y vieron una docena de gente reunida en la sala de ensayos. Pasaron entre los técnicos y se encontraron con que Sakano le palmeaba la espalda a Sakura mientras Hyde contaba entre risas algo a uno de los productores. Había champagne en una mesa improvisada y un par de copas.
- ¡Con que ahí están!- bramó Sakano en cuanto los vio llegar- ¡Justo a tiempo para hacer el brindis! ¿Vieron la cantidad de periodistas que había allá afuera?
- ¿Ah si?- Yukihiro le envió una mirada de advertencia a Ken. El guitarrista apretaba los labios, claramente no muy contento.
- ¡La calle estaba repleta! No sé cómo esos idiotas se enteraron que hoy Sakurazawa se unía a los ensayos, pero bueno… ¡habrá tanta publicidad en los medios que mañana en toda Asia se sabrá que el concierto aniversario de Larc-en-Ciel se viene en grande!
- Maldito inconsecuente- susurró Ken, una vez que el representante se alejó para abrir la botella de champagne. Su mirada negra topó con la de Sakura, en un momento dado, y Yukihiro lo aferró disimuladamente del brazo, en una advertencia velada.
Pese a sus deseos, llegó el momento en que Ken pudo acercarse al nuevo miembro de la banda mientras los demás hablaban y reían a su alrededor. Aferrando la copa como si de un armara se tratara, el guitarrista bajó la voz hasta que no fue más que un susurro entre toda esa efervescencia y Sakura lo escuchó impasible, imposiblemente tranquilo, mientras sus ojos barrían la estancia.
- Supongo que estarás feliz con este estúpido recibimiento, Sakurazawa.
- No más que tú- le respondió el baterista de inmediato, la ironía resbalando por su boca de forma elegante.
Ken arrugó el ceño. A ratos, le importaba un comino mandar todo a la mierda para echarlo a golpes, si era necesario.
- No te emociones tanto. Si no fuera por Haido y sus estúpidas ideas, nadie de esta compañía hubiera movido un solo dedo para traerte de regreso, te lo aseguro.
- Lo tengo bastante claro- Sakura sonrió. Se bebió el champagne en su copa de un solo trago y le envió una mirada híbrida, entre la frialdad y la burla- Si me vas a decir que no me acerque a Yukihiro, mejor te dejas de rodeos y no me quitas el tiempo.
Dos podían jugar ese juego, Ken también sonrió y echó mano a su autocontrol para no parecer tan furioso como se sentía.
- Él ahora está conmigo, imbécil. Ni se te ocurra intentar algo.
- ¿Algo como qué? ¿Tan inseguro estás que necesitas venir a amenazarme?- Sakura dejó la copa sobre la mesa, se cruzó de brazos, su mirada se posó en Hyde y sonrió aún más profundamente- Si te dejo más tranquilo, te aseguro que el capítulo con Yukihiro está cerrado, por parte de ambos… aunque tú no debes pensar lo mismo.
- No te pases de listo conmigo, imbécil.
La voz del guitarrista recrudeció varios tonos. Apretó la copa en las manos y tensó la mandíbula. Al carajo las apariencias
- Te lo estoy advirtiendo, no quiero que te acerques a él… Te partiré la cara si lo haces y ¿sabes qué?, me va a importar una mierda que todos se enteren que te acuestas con otros hombres.
- Al igual que tú.
Compartieron una mirada gélida.
- Al igual que yo- concluyó el guitarrista con voz contenida. Apuró el líquido en su vaso y se lo tomó de una vez.
A la distancia, sus ojos se fijaron en los de un intranquilo baterista.
Al menos, la advertencia ya estaba clara.
***
El viento de media tarde movía las copas de los árboles, se colaba por sus ropas y desordenaba el césped sobre las tumbas, como una caricia del cielo. Por alguna razón, el viento de Osaka siempre era más fuerte y refrescante y Tetsuya sentía una nostalgia inexplicable al sentirlo, removiendo sus cabellos e impactándole en el rostro.
- No te fíes de ella- musitó su hermana, a su lado. Se inclinó sobre la losa y apartó las flores secas, para colocar unas nuevas- Ayer estuve por la casa, después de que nos vimos, ¿recuerdas? Fui a buscar unos papeles que se me olvidaron y la vi, las vi a ambas… su actitud no me da buena espina…
- Pensé que Ayana te agradaba.
- Lo hacía cuando era tu esposa, pero está a punto de ya no serlo. Créeme que el divorcio cambia a las personas, ya viste lo que pasó con mi flamante ex marido: se convirtió en un patán de primera.
Acarició con la punta de los dedos la lápida en el piso. Tetsu se inclinó a su lado y la atrajo en un abrazo.
- ¿Estás bien?- le preguntó, de esa forma paternal que siempre usaba con sus hermanas. Junko asintió con un gesto.
- Estas fechas siempre me dan nostalgia, no me hagas caso… mejor háblame de Ayana, ¿qué más te dijo?
Resultaba increíble que aparentara normalidad allí, frente a la lápida de su primer y único hijo, el que había muerto hace más de tres años. La mirada de Tetsu vagó hacia la inscripción mientras sentía un dolor agudo en el pecho. No quería imaginar la posibilidad de que el nombre de Rei estuviera impreso en una lápida como ésa.
- Sólo hablamos de la cena familiar… ¿segura que mi madre no te ha comentado nada?
- Lo hará a último momento- su hermana suspiró y le envió una mirada de advertencia- Claramente, lo que le interesa es que asistas tú, te quiere tener de vuelta en la casa. Y sabes para qué.
- La última vez que nos vimos, le dejé en claro que no voy a dar marcha atrás con el divorcio.
- ¿Y eso qué? Se trata de nuestra madre, Tetsu. Por más que se lo repitas, no desistirá hasta hacerte cambiar de opinión. Lo mismo que Akame y tú hacen, bendito sea el gen Ogawa.
A pesar de la seriedad del momento, compartieron una sonrisa cómplice.
- Aunque así fuera, no deja de representar una buena oportunidad para ver a Rei- reflexionó el bajista en voz alta, algo más serio- Quería volver a Tokio esta noche, pero el juicio del divorcio comenzará pronto y sé que Ayana no volverá a darme una tregua, como está dispuesta a hacerlo ahora.
- ¿De verdad piensas ir a esa cena?- Junko esbozó una expresión perpleja- Cuidado, Tetsuya. La situación se te puede ir de las manos, lo sabes.
- ¿Y qué es lo peor que podría pasar?- el bajista Tetsu con ironía, se puso de pie y sacudió el vestigio de tierra en sus pantalones- Ella ya dejó su posición en claro y yo también tengo la mía. Quizás, la dichosa cena familiar sirva como instancia para firmar al fin una tregua.
- Exactamente lo que mi madre quiere.
- Que llegue a buenos términos con la madre de mi hija no significa que cambie de opinión sobre nuestro divorcio, te lo aseguro.
- Pero qué testarudo eres- Junko arrugó el ceño – Haz lo que quieras, pero si algo sale mal, no digas que no te lo advertí, ¿te quedó claro?
Al igual como hace veinte años, su hermana le envió una mirada de exasperación mientras se incorporaba y arreglaba los dobleces de su vestido. Tetsu le sonrió de nuevo, en tanto ella miraba por última vez la tumba de su hijo y tomaba al bajista del brazo, para caminar juntos por los pasillos intrincados hacia la entrada del cementerio.
- ¿Me puedes esperar un segundo? Tengo que a hacer una llamada.
- Mándale saludos a Hyde de mi parte- Junko comentó sonriente y Tetsu dejó escapar una risa grave. Se alejó hacia una esquina coronada por la estatua de un ángel de mármol. Mantuvo la vista en rostro diáfano mientras su teléfono marcaba al celular de Hyde.
Tal como el día anterior, la llamada no entraba.
No quieres hablar conmigo, ¿cierto?, miró el visor con impotencia y se obligó a no marcar de nuevo.
Tampoco pensaba hablarle a Sakura, no quería comprobar que estaban juntos.
¿O sí quería?
- ¿Todo bien? No traes buena cara- comentó su hermana en cuanto regresó a su lado. Tetsu hizo un esfuerzo por parecer tranquilo.
- Problemas con el trabajo, nada grave- mintió. Con falso interés, sus ojos se fijaron en la caja color rojo oscuro que ella tenía en las manos - ¿De dónde sacaste eso?
- Es para ti. Un niño lo trajo mientras hablabas por teléfono, dijo que una chica te lo enviaba.
Ante la extrañeza de su hermano, Junko se lanzó a reír.
- ¡No pongas esa cara!, lo más seguro es que se trate de una admiradora, no es la primera vez que te sucede, ¿cierto?.... ¿Qué harás con él?
- Conservarlo, supongo- Tetsuya suspiró y arrugó el ceño, miró la hora en su reloj- Se hace un poco tarde y aún tengo que solucionar algunos asuntos, ¿nos vamos?
No pretendía sonar ni verse impaciente, aún así, sintió que la mirada de su hermana se teñía con algo cercano a la sospecha mientras asentía y lo seguía de cerca, siempre en silencio.
Maldita sea la hora que decidí viajar, pensó Tetsuya sombríamente, mientras salían del cementerio de Osaka y la ciudad se desplegaba tranquila, frente a sus ojos. Apretó los labios. En ese mismo momento, Sakura debía estar reintegrándose a la compaña. Volvía a estar cerca de Hyde.
O, tal vez…
- ¡Tetsuya!
El grito de su hermana y un ruido sordo hizo que desviara la mirada hacia ella, de forma inmediata. Los ojos de Junko se habían abierto con dolor y sorpresa y sin entender demasiado, Tetsu vio que se tomaba las manos y temblaba.
- ¿Qué es esto?- murmuró, la vista fija en el piso, aterrada.
Rápidamente, Tetsu tomó sus manos y comprobó que tenía una marca rojiza en el dedo índice, una marca que indudablemente era una picadura. Iba a preguntar qué había pasado cuando su mirada siguió la de su hermana y se quedó lívido de asombro.
Arañas negras y de patas largas salían a borbotones de los bordes de la caja tirada en el piso, ahora abierta. Una caja llena de vendas manchadas de un líquido que el bajista supo de inmediato, era sangre.
Al centro había una nota. Letras grandes. Escritas en tinta roja.
“Para que no te olvides”