- ¡Tú no vas a llamar a nadie!

Se incorporó del piso con un movimiento brusco; la cabeza le dolió de forma punzante. Sintió los brazos de su amante abarcarlo e impedirle hacer mayores movimientos, pero los apartó con fuerza, movido por un irracional miedo.

“Las enfermeras dicen que ves visiones”

- Estás hiperventilando- Tetsuya lo inmovilizó con fuerza de los brazos. Estaba lívido de incertidumbre, pero echaba mano al temple del líder para actuar lo más racional posible- Deja que llame al médico y por una maldita vez, hazme caso y quédate quieto.

- ¡No!- casi gritó, y en cuanto Tetsu hizo el amago de apartarse para tomar el teléfono, lo aferró del brazo y lo observó a los ojos, con fiereza- Entiende que no quiero ver a nadie. Apártate de una puta vez… ¡me asquea verte, Tetsuya Ogawa!

Estabas follando con ella. El dolor volvió a pulsar dentro de sus sienes y tuvo que cerrar los ojos para no soltar un quejido. Eran tantos los pensamientos que se interponían en su mente que no podía distinguir qué era verdad y qué era mentira. La habitación le daba vueltas, sentía ganas de vomitar… Lo único que quería era perder la consciencia y que el maldito dolor se fuera. No lo soportaba. Dolía tanto que incluso la muerte era mejor que soportarlo.

El tacto frío de las manos del bajista lo estancó a la realidad. Tetsuya le puso las manos en la frente. Ni siquiera tenía las fuerzas necesarias para apartarlo, una segunda vez.

- Te desmayaste… pídeme lo que sea, pero no que no me preocupe- le susurró en voz baja, apenas mancillando la inmensidad del silencio que se extendía entre ambos. Hyde abrió los ojos y dejó escapar una risa sardónica. Tenía la garganta seca y la boca pastosa.

- ¿A quién quieres impresionar? Tú no te preocupas por nadie.

- ¿Cómo puedes decir eso?- el bajista estrechó los ojos- No seas injusto conmigo, Hyde… no te he dado razones para que lo seas.

¿Ah, no? Quiso reír y destrozarlo a un mismo tiempo, pero el miedo a descubrir que todo era una ilusión corría como el sudor frío que le cubría la espalda. Lo paralizaba. A penas podía razonar, mucho menos conservar las apariencias.

- ¿Estás seguro?- sus propias palabras se oyeron como si fueran de otro.- ¿No hay nada que amerite que yo no te quiera cerca, bajista?

Te vi con ella. No tienes los cojones para reconocer que estaban juntos.

- No sé a qué te refieres.

- Desde luego que lo sabes- apartó la mirada. La ironía resbalaba entre ellos como el aire – Si quieres hacer algo por mí, vete a la otra habitación y déjame en paz. De una maldita vez… Tú y yo dormiremos mejor si no estamos juntos.

Nunca debimos estarlo

Bajó el rostro y el cabello se le vino como una cortina negra que lo aislaba del mundo. No lo veía, pero sabía que Tetsu se pondría de pie en silencio y acataría su petición, sin hacer mayores comentarios. Al fin estás leyendo entre líneas, sonrió, lúgubre, amargamente. Tetsu se daría cuenta que todo lo que había pasado desde la noche anterior era una farsa, que Hyde sabía de su encuentro con Ayana, pero qué más daba… La cabeza le punzaba como si alguien hubiera metido una bomba dentro de ella. Iba a estallar si el maldito no se iba, lo iba a llenar todo de sangre y odio y recuerdos.

Y locura

- Si necesitas algo, cualquier cosa… sólo llámame.

No lo haré ni aunque muera

Como un ritual, el bajista efectuó cada uno de los movimientos que Hyde había trazado. Se alejó sin hacer ruido. Cruzó la habitación y le envió una última mirada de preocupación mientras aferraba el picaporte de la puerta con fuerza, con impotencia. Cuando salió, un viento frío se extendió por toda la recámara como si viniera desde su centro.

Desde Hyde mismo.

A través de la fiebre y del dolor, el vocalista desvió la vista y miró el reloj de la mesita de noche. Los segundos se atoraban y en medio de todo aquel caos, sólo una idea estaba clara.

No podía hablar.

No podía dejar que otros hablaran.

No quería volver allí

No podía volverse loco, no de nuevo.



Capítulo 23
Entre Líneas




Despertó al sentir ruidos en la cocina. Con un dolor de cabeza que le partía el cráneo y la boca agria, Hyde abrió los ojos lenta, pesadamente. Sintió la calidez de los rayos del sol invernal que se colaban por las cortinas cerradas y bañaban la cama, como ríos de seda. Se incorporó y respiró profundo. Sintió el aroma del encierro, el del whisky y el del sexo. Se intoxicó por ese olor y supo, de pronto, que las ganas de vomitar no eran por sus malestares físicos, sino por despertar en la posición de siempre, con el rencor de siempre. Aquel era su habitad natural y los ruidos en la cocina, provenientes de un segundo morador, no hacían más que confirmar lo evidente. Su auto infringida condena.

Qué curioso… Aquello de odiar su realidad se le estaba volviendo toda una costumbre.

Salió de la cama y caminó descalzo hasta la puerta. La abrió y lo vio en el baño, arreglándose mientras de la cocina salía un ligero olor a desayuno. Tetsu lo vio por el reflejo del vidrio y le sonrió de forma tentativa. Con tristeza. Hyde recordó, entonces, la forma en que lo había tratado la noche anterior.

No se arrepentía, en lo absoluto.

- Hice algo de café y tostadas, por si tienes hambre.

- ¿Ya te vas?- la voz le salió rasposa. Era una pregunta retórica, conociendo su rutina por tantos años, sabía que Tetsu solía checar su aspecto religiosamente antes de poner un pie afuera, en la calle.

Esta vez, sin embargo, el aspecto pulcro y extremadamente cuidado del líder había sido reemplazado por uno cansino y desmejorado. Las ojeras oscuras bajo sus ojos delataban una noche en vela.

- El vuelo sale en tres horas. Prefiero llegar antes, los papeleos suelen tomar bastante tiempo.

- Claro.

Caminó con desgana hacia la cocina, casi con indiferencia. Tomó una de las tostadas y se sirvió el café. Se sentó a comer, en tanto escuchaba al bajista cepillarse los dientes y se preguntaba cuándo todo se había vuelto tan aburrido entre ambos, como si fueran un matrimonio que lleva docenas de años juntos.

Al principio, todo eso de la venganza se le había antojado hasta divertido. Ahora no hacía más que fastidiarlo.

Sus ojos se detuvieron en las paredes albas del departamento, casi por inercia. La noche anterior había visto a Ayana dibujar patrones con sangre en su camino hacia la recámara. Fue una alucinación, pensó sombríamente, el café demasiado amargo, de pronto. Resulta que los médicos tenían razón… sí me he vuelto loco.

Por un segundo, se sorprendió ante su propia tranquilidad. Nada de eso tenía mayor sentido.

- Hyde...

Desvió la mirada hacia el pasillo que conectaba la sala con el resto del departamento. Tetsu lo observaba de forma seria, como cuando deseaba corregir algo en su trabajo, pero no encontraba las palabras precisas para indicárselo.

- ¿Te sientes bien?

- Claro.

- Claro- repitió. Se aclaró la garganta- Dejé la dirección del hotel en la sala, junto con el número del cuarto. Llámame al celular para lo que necesites, ¿vale?

La indirecta era clara y el vocalista casi rió al notarla. “Si te vuelves a desmayar, quiero saberlo” le demandaba la expresión intranquila de Tetsu, más que como un amante, como el líder inflexible de una banda.

Que lástima que no tuviera ni una puta gana de acceder a sus demandas.

- Hyde…- musitó Tetsuya de nuevo, una vez que tomó su maleta y la llevó al recibidor - Ya sé que te lo he pedido muchas veces, pero por lo que más quieras… cuídate. No me iré tranquilo hasta que me lo prometas.

Se observaron fijamente, en un duelo mudo de voluntades. “Vale, te lo prometo” accedió Hyde, finalmente. Le sonrió. Tetsu le devolvió la sonrisa.

Se estaban mintiendo sin ninguna reserva.

- Por supuesto que lo haré- repitiole vocalista en voz baja, en tanto lo veía salir, sin besos de despedida ni promesas de nostalgia- Mientras tú estés afuera, todo irá absolutamente, asquerosamente bien.

Le sonrió de nuevo cuando Tetsu le envió una última mirada, ya en el umbral de la puerta. Aún no podía eliminar su desconcierto, pero Tetsuya se obligó a salir, tomar el ascensor, bajar hasta el primer piso y llamar a un taxi que lo recogiera para ir al aeropuerto.

Habló un poco con el conserje mientras esperaba que el vehículo llegara. Aún así, nada de esa conversación pudo evitar que dejara de pensar en Hyde. Y más aún, en sus palabras.

“¿No hay nada que amerite que yo no te quiera cerca?”

- Siempre hace bien alejarse de la capital, aunque sea por asuntos de trabajo- le comentó el conserje con el tono de quien necesita unas vacaciones, mientras los minutos pasaban y el taxi no aparecía. Tetsu le sonrió de forma protocolar y asintió con cierta dosis de tristeza.

Se iba a otra ciudad, pero su mente se quedaba en Tokio. Con Hyde.

- Supongo que me hará bien visitar a la familia.

Hizo un alto. Podré ver a mi padre, pensó de pronto, preguntándose porqué no había reparado en ello antes.

La conversación acabó cuando el sonido de una bocina le indicó que el taxi había llegado. Tetsuya tomó la única maleta que llevaba y volvió a agradecer al conserje. La mañana avanzaba a gran velocidad sobre Tokio y el frío le dio los buenos días, una vez que salió por las puertas de vidrio del edificio y caminó hasta la calle. Antes de subir al vehículo, miró hacia arriba, hacia el piso donde estaba el departamento de Hyde, y deseó, por un segundo, que el vocalista lo extrañara la mitad de lo que Tetsu lo extrañaría.

Tenía la sensación de que algo estaba irremediablemente mal entre ambos. Algo que, en parte, tenía que ver con los malestares físicos y el constante cambio de humor de Hyde.

¿Pero qué?

“Vamos al aeropuerto, pero antes necesito hacer una visita… le pagaré la espera, ¿está bien?” pidió Tetsu al taxista en un último momento. Vio la hora en su reloj e hizo cálculos rápidos. Había tomado una decisión de última hora y aunque su orgullo se resintiera, necesitaba hacerlo para subirse al avión un poco más tranquilo.

Sacó su móvil y marcó un número que pensaba, no volvería a marcar en toda su vida.

- ¿Bueno?

La voz le resultaba bastante conocida. Tetsuya se aclaró la garganta, miró el paisaje que se desplegaba tras el vidrio del automóvil en marcha y se dijo que aquello era lo correcto. Lo único que le quedaba por hacer.

- Buenos días, Sakura. Te habla Tetsuya Ogawa.

Cerca de veinte minutos y cinco semáforos después, el taxi se detuvo en la que había sido su casa por cerca de tres años.

- Señor Ogawa, ¿pasó algo?- la niñera lo vio con sorpresa al abrir la puerta. Tetsu negó con un gesto, sonrió y caminó hacia la sala, siguiendo el rastro de su hija. La encontró en el sillón, rodeada de almohadas mientras veía un canal de caricaturas.

Rápidamente, tomó a Rei en brazos y le dio un sonoro beso en la mejilla. La niña se dejó hacer, aunque se inclinó para seguir viendo la tele por sobre su hombro.

- La señora ya se fue a trabajar. ¿Quiere que le prepare algo de desayuno?- le preguntó la niñera con un breve titubeo.

Tetsu le envió una sonrisa que pretendía ser una disculpa. Sabía que Ayana le había prohibido que lo dejara pasar sin previo aviso, tampoco quería ponerla en una situación incómoda.

- No te preocupes, no me quedaré po mucho tiempo. Sólo quería ver a Rei antes de viajar.

- ¿Se va? ¿A dónde?– la chica preguntó rápidamente, aunque luego se corrigió con cierta vergüenza- Perdone, sé que es un asunto que no me incumbe, yo sólo…

- Me voy a Osaka, por un par de días. Asuntos de trabajo

Tetsu volvió a sonreír y se fijó en su hija, casi con tristeza.

- Será poco tiempo, pero créeme, voy a extrañar a esta princesa como no tienes idea.

No podrán impedir que te vea, antes de que sus pensamientos retornaran a la discusión que había tenido con su esposa, días atrás, Tetsu le pidió a la niñera que se acercara y tomara unos datos en una libreta. “Son la dirección del hotel y el número del cuarto, por si necesitan localizarme” aclaró escueto, aún con la niña en brazos. La observó con tristeza velada y le apartó algunos cabellos del rostro.

- No dudes en hablarme al celular si algo pasa con Rei.

- Lo haré, no se preocupe.

- Como siempre, te la encargo mucho- con un último beso, le entregó la niña y la vio con pesar. Sin dejar de acariciar su carita sonriente.- Ella es lo que más quiero. Me moriría si algo le pasa.

- Lo sé. Quiero decir- la chica sonrió con timidez, bajando un poco la mirada- se nota a leguas que usted adora a su hija.

- Lo hago. Más de lo que te imaginas.

Se despidió con una última caricia y se fue hacia la puerta principal, escoltado por la niñera que cargaba a Rei en brazos. “Que tenga un buen viaje” le dijo ella bajo el umbral de la puerta, con esa ligera timidez que la caracterizaba, a lo que Tetsu le sonrió y le dio un beso en la mejilla que la sorprendió por completo.

La chica lo vio alejarse por el jardín hacia el taxi que lo esperaba, casi de forma embelesada.”Es tu jefe, Aoi, que no se te olvide” se regañó mentalmente. Aunque le era imposible frenar los latidos furiosos de su corazón cuando recordaba una y otra vez aquel beso de despedida.

Quizás, en otra vida, un hombre así podría enamorarse de ella.

-¿Por qué tu papi tiene que ser tan guapo?- le preguntó a la niña mientras cerraba la puerta principal y regresaba a la sala. Grande fue su sorpresa cuando se encontró a la señora Ogawa en el pasillo, cerca de las escaleras. Fría y altiva, como una estatua griega.

- ¿Quién era?

- Su hijo, señora- respondió, intimidada por el porte de aquella mujer tan extraña. Demasiado tarde se dio cuenta que debía haber mentido, en cuanto ella arrugó los labios en un gesto de puro descontento.

- Mi nuera te dijo claramente que no debías permitirle la entrada. ¿Por qué será que ni siquiera puedes acatar una orden tan simple, niña?

Había algo totalmente desagradable en la forma en que la llamaba niña, como un insulto. Caminó hacia la sala y dejó a Rei en su sitio inicial, sentada en el sillón, en tanto acomodaba los cojines a su alrededor para que no se cayera, con los labios apretados.

- El señor Ogawa vino a despedirse de su hija porque va a viajar, sólo se quedó por un par de minutos… no pensé que hubiera algo malo en ello.

- Ese es el problema, querida. Tú no tienes que pensar nada. Mi nuera te paga para que acates ordenes, no para que te hagas tus propios juicios- repuso la abuela de Rei de mal talante. Se fue como un vendaval hacia la cocina y Aoi intentó casi no escucharla, mientras desordenaba la vajilla en busca de un vaso.

La señora Ayana siempre había sido muy amable con ella, como si fueran amigas. Pero la madre de su jefe la hacía sentir inferior, como si fuera una empleada y no la niñera de Rei. “Si no fuera porque eres como mi hija” le susurró a la niña, mientras la pequeña se entretenía viendo la tele.

Le dio un beso en la frente y le arregló los moñitos en que había amarrado su escaso cabello negro. Esa era la parte mala del trabajo, quizás. Resultaba prácticamente imposible no encariñarse con los niños.

Escuchó los pasos de vuelta y ahogó un suspiro, en tanto el porte altivo de la señora Ogawa hacía su aparición nuevamente por la sala. Con el vaso de zumo de naranja en sus manos y un humor implacable. Lo de siempre.

- Dijiste que me hijo se va de viaje, ¿no?- repuso de pronto, pensativa. La reflexión en aquel rostro de facciones duras le causó un mal presentimiento.- ¿Te dijo a dónde se va?

- A Osaka.

- Osaka… vaya sorpresa- sonrió.- No creo que vaya a hacerle una visita a la familia, dado como están las cosas… aunque…

Dejó la frase abierta. Se tomó el zumo y luego agregó, enigmática.

- Prepara las cosas de Rei. Vamos a hacer un viaje.

- Pero, la señora Ayana…

- Yo hablaré con Ayana. Y tú, será mejor que obedezcas mis órdenes. No soy tan condescendiente como mi nuera, que no se te olvide.

Sin admitir lugar a réplicas, la mujer se dio la vuelta y caminó hacia las escaleras, haciendo que la tela vaporosa de su bata se agitara a su paso. La niñera estrechó a Rei contra su cuerpo. Más que nunca, tenía un mal, muy mal presentimiento.


***


La primera vez que habían arribado en Tokio era invierno. Un día frío color ceniza de mes de diciembre. Faltaban pocos días para la navidad y la banda tendría su primer concierto en la gran capital, un hecho que emocionaba a todos. A Hyde, de forma distinta.

Desde que había visto los parques cubiertos de nieve del otro lado de una camioneta que transportaba a la banda, Hyde había sentido, cercano a una premonición, que aquélla sería la ciudad en la que viviría el resto de su vida. En Osaka jamás nevaba y el invierno no se desplegaba como lo que era: la época del año que purificaba todo con fuerza, con su clima implacable, con su halo de tristeza y de tormenta. Alba melancolía. Un poco más como Hyde mismo.

Se colocó las gafas oscuras y se sentó en una banca a ver la gente pasar; casi todas mujeres con hijos pequeños de la mano. Ese día no nevaba, aún no era invierno y aún así, sentía la calidez gélida de la época más fría el año envolverlo y ocultarlo, como una madriguera hecha de nieve y viento. Después de que Tetsuya se había ido, no había querido quedarse atrapado en el departamento, lleno de recuerdo. Hacerlo supondría rememorar una y otra vez los acontecimientos de la noche pasada, y eso era algo que el vocalista debía olvidar, si pretendía conservar incólume su cordura.

O lo que quedaba de ella, después de tantas pastillas, encierro y noches en vela.

Cerró los ojos. El viento traía consigo ecos de las risas de los niños y Hyde pensó en su hijo. En cuánto a Hisashi parecía gustarle el invierno, como a él.

No puedes verlo, lo sabes… él estará mejor mientras tú te mantengas lejos.

- ¿Huyendo del trabajo, Takarai?

Abrió los ojos. Reconocía ciertas voces a una velocidad increíble y ésta, sin duda alguna, era tan familiar como si le perteneciera.

Sonrió por inercia.

- ¿Cómo me encontraste?

- Te conozco, no hizo falta pensar demasiado- el baterista se sentó a su lado. Su figura oscura parecía sobresalir entre todo el verde y el gris del parque, y sin esperar invitación, sacó un cigarrillo y lo encendió – En realidad, vengo de una reunión con mis jefes de antaño. Seguro los conoces… trabajan explotando a unos pobres tipos de una banda que nadie conoce. Tienen un nombre estúpido en francés, algo que significa “arcoiris”… sólo a un tarado se le ocurriría escoger un nombre como ése.

Sin poder evitarlo, Hyde dejó escapar una risa suave.

- Creo haber escuchado hablar de ellos- siguió el juego mientras se cruzaba de brazos - Dicen que el vocalista es un enano egocéntrico que parece niña.

- Así dicen- exhalando una nueva calada, Sakura dejó el humo escapar por sus labios y lo observó fijamente, intensamente con sus ojos negros – Aunque no todo lo que dicen es cierto.

Hyde miró alrededor, pensativo, y su rostro retornó a la seriedad con que Sakura lo había encontrado.

- Ya hablando en serio, ¿cómo me encontraste?

- ¿Por qué piensas que te estaba buscando?- Sakura le devolvió la mano y Hyde estuvo tentado a reír: se había estado esperando esa clase de respuesta.- Te lo dije. Conozco donde quieres estar cuando necesitas estar solo.

- Se puede estar solo en cualquier parte- repuso el vocalista y su mirada derrapó por las figuras de los niños jugando- Sólo falta cerrar los ojos e imaginar que todos se han ido al demonio por un buen, buen rato.

- Las personas no suelen desaparecer sólo porque tú lo quieras.

- ¿Sugieres algo mejor?

- Quizás… caminar en un sitio público, un parque, por ejemplo. Lo suficientemente público como para que nadie sospeche que transitarías en un lugar como ese, lo suficientemente común como para que la gente que pase por tu lado te vea, crea que eres tú, pero luego se convenza de que alguien con tanto dinero y tanta fama jamás haría algo tan elemental como pasearse en un parque, en el centro mismo de la ciudad… exactamente lo que estabas haciendo.

El vocalista volvió su mirada a Sakura y se observaron con atención por unos segundos, mientras el viento calaba hasta los huesos.

- Da miedo escuchar cómo analizas mis motivaciones- comentó con algo de hilaridad, aunque cierta verdad en cada una de sus palabras.- El día en que intente suicidarme, estoy seguro que lo sabrás antes que yo mismo.

- Doy por hecho que estás hablando en broma.

- Es una broma- su sonrisa se tornó triste- Te hice una promesa, Sakura. Y la pienso cumplir.

Es lo menos que podría hacer

No hablaban demasiado de ese tema, pero por una vez en tres años, Sakura lo vio con preocupación y Hyde sintió que el peso de sus acciones caía sobre sus hombros, como un manto tejido en hiel y remordimientos.

- No había tenido la oportunidad de disculparme por cómo actué la otra noche- repuso, de pronto, y Sakura entornó los ojos, sorprendido por el abrupto cambio de tema.- Sé que tú y Anis se preocupan por mí, y yo debería estar eternamente agradecido por ello. Pero, si te soy sincero, me sería mucho más fácil si lo hicieras un poco menos. Es decir… al menos así podría equivocarme sin la preocupación de estar preocupándote.

Su vida era un trabalenguas y adoptó un gesto acorde con la ocasión. El batero seguía observándolo de esa forma en que quitaba el aire, como si con una mirada pudiera identificar todo lo bueno y lo malo que ocurría a su alrededor.

Al final, Sakura sonrió. A medias.

- No podrías controlar lo que la gente siente por ti, por más buenas intenciones que tengas.

- Mato a la gente con la imaginación. ¿Te sorprende que pretenda controlar también sus emociones?

- Me sorprendería que no lo hicieras- el batero amplió la sonrisa- Si existe un Dios, él y tú deben sufrir del mismo síndrome. Eso explicaría porqué el mundo está como está ahora.

- Por una vez, trato de hablarte en serio, Sakura.

- ¿Qué te hace pensar que yo no lo hago?

Sonrió por vez incontable. Por más dolores de cabeza, alucinaciones o pesadillas, por más dudas y fantasmas, lo cierto es que Sakura había llegado en el momento adecuado, al lugar adecuado. Sin él, hubiera terminado de perder la cabeza desde hace mucho tiempo.

Considerado desde la base que aún no la había perdido, pese a las evidencias.

- Sakano me dijo que Ogawa había viajado a Osaka- eso era, en parte, una pregunta. Hyde asintió con lentitud. El suspiro se le escapó sin que pudiera controlarlo.

- Estará allí por unos cuantos días. Hiro se está aprovechando de sus derechos en la negociación. Seguro piensa cobrarse todas las que el maldito le hizo en el pasado.

- ¿Te preocupa?

- Para nada. Está trayendo más problemas a su vida, así que Hiroki merece todo mi agradecimiento.

- ¿Qué harás en estos días?- Sakura lo observó serio y se terminó el cigarrillo con dos últimas y largas caladas.

Mientras arrojaba el filtro al piso y lo apagaba con la suela del zapato, Hyde se dio un tiempo para pensar, por primera vez, en las expectativas ante su corta, pero tan ansiada libertad.

- Además de vender mi alma a la compañía, ir a sesiones fotográficas que de seguro serán una pérdida de tiempo, dar algunas entrevistas donde hablaré mucho y no diré absolutamente nada y soportar las escenas que Ken hará cuando te incorpores a los ensayos… pues no lo sé, la verdad. Llevaba tanto tiempo rezando para que Tetsu se fuera, que ahora que está en un avión casi no doy crédito de mi ocasional buena suerte.

Aunque me aterra estar solo

Hizo un esfuerzo por parecer tranquilo, sin embargo, su respiración renqueó ante la perspectiva de sobrevivir todos esos días a base de pesadillas y más alucinaciones. Por supuesto, Sakura no tenía porqué saber eso. Ya le había dado motivos de sobra para preocuparse, no pensaba ser tan egoísta como para contar sus problemas y traspasarlos también al baterista.

Sakura siguió el otrora rumbo de su mirada y dijo, con la vista fija en un par de niños que corrían entre los árboles:

- Estaba pensando que te fueras a mi casa. Ahora que Ogawa no va a estar rumiando cerca.

- Te volviste loco- Sakura arrugó el ceño y Hyde se explicó, esta vez, de forma más detallada.- Sabes que considero tú casa tan mía como mi propio departamento, pero ya te he dado demasiadas molestias como para invadir tu espacio así como así, de buenas a primeras.

- Esto de considerarte una molestia se te está siendo una costumbre rarísima.

- Sólo digo la verdad- hizo una mueca de melancolía y Sakura volvió su mirada a él- Soy un cretino que se está jodiendo la vida con esta estúpida venganza, me lo has dicho hasta el cansancio, pero aún me queda algo de consciencia. Y esa consciencia me dice, todos los días, a todas horas, que es injusto involucrarte en todo esto y lo que es peor… que tampoco puedo evitar hacerlo.

“Él se preocupa demasiado por ti” había dicho Anis Shimada, dos noches atrás. Más que nunca, Hyde entendía la profundidad de esas palabras.

Con algo de fastidio, se llevó una mano a la sien y masajeó con los pulgares. La cabeza seguía doliéndole como si fuera a explotar, producto del episodio de la noche anterior.

No notó que Sakura le enviaba una mirada con disimulada preocupación.

- No trataré hacerte cambiar de opinión, porque eres el tipo más testarudo que he conocido en la vida... Y no lo estoy diciendo como un cumplido- repuso ácidamente, consiguió arrancarle una sonrisa.- De todas formas, recuerda que la oferta seguirá en pie. Mientras Ogawa esté afuera y aún cuando tengas la desgracia de que vuelva.

- Lo tendré en cuenta, te lo aseguro- concluyó con una sonrisa y Sakura la devolvió. Como una sombra del pronto invierno que daba matices a su rostro impasible.

El vocalista miró su reloj y no pudo evitar exhalar un suspiro de hastío.

- Sakano va a matarme cuando me vea llegar tarde al ensayo.

- No vayas. Acabo de estar ahí y te lo aseguro, no hay nada digno de ser visto.

Cansado, Hyde volvió a ahogar un segundo suspiro.

- Me encantaría seguir tus consejos, pero créeme… ayer casi me sacó la cabeza porque se enteró que había estado en el concierto de Monoral. Por el bien de mi salud, no pretendo darle motivos para que me ladre de nuevo.

Antes de que se pusiera en pie, Sakura lo tomó por el brazo, sin demasiada fuerza, y con lentitud le apartó el cabello que se le venía al rostro.

- Estás pálido- dictaminó, Hyde sintió un escalofrío recorrerlo ante la seriedad de esas palabras.

- No he dormido bien estas dos últimas noches- se excusó de inmediato. Apartó la mirada y se deshizo del agarre con sutil maestría- Con unas cuantas horas de sueño y unas vacaciones, estaré como nuevo, te lo aseguro.

Soy yo quien debería preocuparse

Se puso de pie y se arregló la chaqueta. Sabía que el baterista seguía sus movimientos, tal vez sin dar crédito a sus excusas, aunque daba igual. Ya había decidido no alertarlo y pensaba cumplir esa promesa, por más que le costara. No mereces que te haga pasar por esto, no de nuevo, pensó lúgubre, mientras le enviaba una mirada vacua y el viento frío le impactaba las manos y el rostro.

Sentía frías astillas en su mano derecha.

- ¿Qué piensas hacer ahora?

- Presentar excusas, supongo- Sakura siguió los movimientos de sus manos y analizó el rictus en su rostro- ¿Te duelen?

- Un poco- Hyde se encogió de hombros y metió las manos en los bolsillos- Siempre duelen cuando hace frío… ¿Por qué dices que debes presentar excusas?

Cambio de tema abrupto. No le gustaba hablar de ese incidente y Sakura entendió el mensaje, como siempre.

- Había estado en conversaciones con algunas bandas del circuito, pero ya ves… al loco del vocalista de mi ex banda se le ocurrió montar un espectáculo con los antiguos miembros. Así que me toca presentar excusas. Al ver tantos ceros en el contrato que me ofrecían, no pude decir que no.

- ¿A qué idiota se le puede ocurrir una idea como esa?

- No lo culpes. Ya tiene bastante con ser enano, egocéntrico y parecer una niña con el pelo largo.

Esta vez, la risa le nació del fondo del estómago. “Cuídate” le pidió el baterista antes de que se marchara y Hyde asintió como un niño, lo de siempre. La única diferencia estuvo cuando apartó la mirada y avanzó por el camino que lo llevaría hasta donde había aparcado el auto.

Porque entonces, lo sintió.

Por primera vez desde que había jurado vengarse, estando despierto y no bajo la influencia del umbral del sueño. El frío que sintió entonces, con cada paso mientras se alejaba, no tenía nada que ver con el viento, con el fin del otoño o el cambio inclemente de las estaciones. Con las risas infantiles llenando el parque y la perspectiva de toda una tarde de ensayo, con los miembros de la que había sido su banda, su sueño. Fingiendo también ante ellos. Pretendiendo estar bien y extrañar en algo a Tetsu.

Una mentira, naturalmente.

Aquello que sintió en el pecho, con la fuerza de un latido y el dolor de un cáncer, fue puro y llano miedo.

No iba a soportar volver a ese departamento y ver la sombra de sus fantasmas. Los odiaba.

- Ya lo pensé.

Cuando Sakura levantó la mirada y entornó los ojos con cierta sorpresa, Hyde hizo un esfuerzo sobre humano por parecer tranquilo.

- ¿Te parece bien si llego a tu casa por la noche?

El baterista pestañeó un par de veces, entendiendo de inmediato a qué se refería. Se cruzó de brazos y algo en el negro de sus ojos, vertiginoso, como el fondo de una caja de Pandora, le dio a Hyde la pauta de que su claudicación le complacía más de lo que pensaba manifestar.

Asintió, con una expresión impasible bastante propia de él.

- Asegúrate de traer un par de cervezas bien frías. Tú eres mi invitado, así que yo cocino.

Capítulo 22
Dulce grana





- ¿En qué demonios estabas pensando, Hideto Takarai?- vociferó el representante a primera hora de la mañana, no en son de dar los buenos días. Los estaba esperando sentado a la cabeza de la gran mesa que hacía de sala de reuniones, con una hoja de periódico doblada en su regazo y una taza de café cargado a su lado.

Hyde lo observó sin inmutar su expresión y Tetsu arrugó el ceño, mientras cerraba la puerta a su espalda. Ni Yukihiro ni Ken habían llegado y Hyde casi los envidió. Al menos, ellos no tenían que escuchar gritos a las nueve de la mañana.

- ¡Firmaste una cláusula de exclusividad, por el amor de Dios! ¿Sabes en la clase de problemas en que nos puedes meter? ¿Lo sabes?

- Ya basta, Sakano, por favor- Tetsu intervino rápido, sentándose a su lado derecho en la mesa. Sus ojos castaños pasaron de los titulares del periódico al rostro iracundo del representante.- Antes de seguir con tus gritos, ¿nos puedes decir qué es lo que pasa?

Aún respirando agitado, Sakano apretó los labios en una línea fina, observó ceñudo a Tetsu y luego al vocalista, quien se había sentado al lado del líder con una tranquilidad que rayaba en la indiferencia.

- Tú no lees los diarios de este país, ¿cierto?- repuso mordazmente y antes de que Tetsu pudiera continuar, siguió, en un tono irónico dirigido en su totalidad a Hyde.- O más bien, el ilustre Hideto Takarai no da cuenta de sus actos a nadie. Ni siquiera a ti, Tetsuya, que eres… bueno, ya sabes.

Su amante

El bajista desvió la mirada hacia Hyde y éste se la devolvió con desgana, en respuesta a su muda pregunta.

- ¿Por qué no eres más explícito?- terció con voz monótona. Tetsu tuvo el ligero presentimiento que había previsto aquellos reclamos y no le molestaban, en lo absoluto.

- ¡No te hagas el cucho conmigo, Takarai! Acaba de salir una linda reseña en todos los periódicos anunciando tu vuelta a los escenarios, ¡y lo que es peor, con una banda que no es la tuya!

- ¿Cómo?- Tetsuya entornó los ojos y esta vez, miró a Hyde con el desconcierto impreso en sus facciones.

Totalmente tranquilo, Haido le sonrió.

- Se refiere al concierto de Monoral- aclaró de forma casi anecdótica - La banda acabó su gira con una presentación en Tokio y bueno… hasta ayer, habían pasado tres años desde que no me subía a un escenario. No pude negarme cuando Anis me hizo la invitación. Lo entiendes, ¿verdad?

Fue tu culpa

- ¡Pero firmaste una cláusula de exclusividad!- repitió el representante antes de que Tetsu pudiera hablar. Esta vez, Hyde le envió una mirada mucho más seria. Pétrea.

- Sé lo que firmo y lo que no, muchas gracias. No es necesario que me lo recuerdes cada cinco minutos- declaró, tajante e implacablemente- Si la compañía me quiere demandar por incumplir un contrato, adelante, que lo hagan. No me siento culpable por hacer aquello que les ha generado tanto dinero desde hace años: cantar... sobre todo, porque después de todo el tiempo que he pasado lejos de los escenarios, realmente me moría por hacerlo.

Acabó sus palabras observando a Tetsu a los ojos, en un gesto deliberado por transmitir un segundo mensaje: "cuando te casaste dejé de cantar, ¿tienes el descaro de hacer reproches?”. El bajista sintió que se hacía un nudo en su garganta. Después de la discusión que habían tenido durante la madrugada, Hyde y él a penas se habían dirigido la palabra y ahora sucedía eso: un incidente que le recordaba las consecuencias de su otrora infidelidad.

Como si Tetsu necesitara mayores recordatorios.

- Si la compañía presenta quejas, yo mismo me ocuparé de hablar con los representantes - concluyó el bajista con voz tranquila, una que usaba para resolver los asuntos más importantes de la banda, pero que dictaba del tono de sus pensamientos.

A su lado, Sakano hizo un ruido de incredulidad, mientras Hyde cristalizaba su máscara incólume con la sombra de una sonrisa.

- Jamás podrás ser imparcial cuando se trata de él, ¿cierto?- repuso el representante en un susurro de ultratumba minutos después, cuando todos los integrantes de la banda estuvieron reunidos entorno a la mesa y pudieron compartir un par de palabras antes de comenzar el ensayo.

Mientras observaba a Hyde hablar con Yukihiro, Tetsu sonrió lacónico, con cierto aire de culpa.

- Lo que interesa ahora es que nos concentremos en el concierto aniversario, nada más… Los otros asuntos será mejor que queden en un segundo plano, al menos, de momento.

Estaba reflexionando en voz alta y al notarlo Sakano chasqueó los dientes, tomó el último sorbo de café que quedaba en su taza y se masajeó las sienes, en un gesto de evidente cansancio.

- Que Dios te escuche, Tetsuya Ogawa- dijo, en un susurro algo agónico.- Créeme que rezo todos los días para que Dios y cierto demonio, te escuchen más seguido.




***

Porque los milagros existen y ya habían tenido una mañana bastante mala sin la necesidad de empeorarla, ninguno de los miembros se opuso a llevar a cabo el concierto aniversario de la forma en que Hyde había propuesto el día anterior. Esa que había generado más de un conflicto entre ellos, en especial, entre el vocalista y el guitarrista de la banda.

- Sigo pensando que es una soberana tontería, pero vale… hagan lo que quieran- había accedido un Ken Kitamura bastante escueto a la hora de la votación, cortante y casi bufando, como era su costumbre cuando estaba furioso y fastidiado. Aún así, el solo hecho que no se pusiera a vociferar como loco esperando ser escuchado al menos tres pisos más abajo había arrancado un suspiro de alivio por parte de Tetsu, una mirada de simpatía de Yukihiro y un gesto de escepticismo de Hyde, quien se había imaginado todo de su parte, menos una claudicación tan rápida.

Casi dócil. Como si algo o más bien, alguien estuviera dulcificando paulatinamente su carácter. Lo que una vida, ni tres esposas ni incontables romances habían logrado antes.

- Es evidente que lo estás subestimando- opinó Yukihiro con cierta hilaridad en cuanto se disponían a comenzar el ensayo y Hyde se mantuvo de pie un lado de la batería, mientras terminaban los ajustes técnicos - Ken tiene un carácter fuerte, eso es innegable. Pero es una persona bastante sensata cuando se toma el tiempo de analizar los asuntos con altura de miras y no en caliente, como ambos estaban ayer.

Cruzado de brazos, Hyde arrugó el ceño mientras miraba alrededor. Específicamente, a cierto guitarrista que estaba siendo objeto de su sospecha.

- Créeme: hasta que la última canción del concierto acabe, no voy a respirar tranquilo ni mucho menos fiarme de su “sensatez”, como tú la llamas.

Absorto en la reflexión, no notó que Yukihiro lo observaba con el ceño ligeramente fruncido, maniobrando de forma despreocupada con las baquetas.

- ¿Crees que pueda tener algún conflicto con los miembros antiguos de la banda?- preguntó. Hyde hizo una mueca que simulaba ser una sonrisa.

- Eso dalo por seguro- dictaminó, casi riendo- Tú no conoces del todo a Ken, Yukihiro… cuando nuestros queridos ex compañeros pongan un pie en esta compañía, no vacilará en demostrar quién es el que manda y la posición en que ellos regresan… Lo que en realidad me desconcierta es que parece tener un problema también con Sakura. Ya lo viste ayer: se niega a aceptar que vuelva y, por más que lo pienso, no puedo adivinar el porqué.

- No entiendo a qué te refieres- lejos de caer en el tono de insidia, Yukihiro se mostró bastante serio. Peculiarmente serio.

Hyde negó con un gesto.

- Sakura es su hermano del alma, es su hermano de juergas. Quizás no siente por él ese cariño filial que sí siente por Tetsu, pero aún así, desde que Sakura arribó a Osaka y llegó a Larc-en-Ciel ellos han sido prácticamente inseparables. Nada ni nadie los había podido enemistar hasta ahora, ni siquiera las circunstancias por las que Sakura dejó la banda. Y ahora sucede esto: Ken parece furioso con la sola idea de que regrese… Dirás que estoy exagerando, pero no deja de parecerme bastante extraño.

La voz del vocal se perdió en la reflexión y Yukihiro respetó ese silencio, más que nada, porque no sabía exactamente qué decir sin caer en una mentira.

¿Qué pensaría Hyde si supiera que la respuesta que buscaba estaba allí mismo, frente a sus narices?

“Nada ni nadie los había podido enemistar, hasta ahora”

- Si Ken y Sakura tienen un problema, es mejor que lo arreglen ellos, ¿no lo crees?- repuso al final sintiendo, en parte, una culpa que se merecía. Hyde regresó la mirada hacia él, con un ligero tinte de desconcierto - Entiendo que estés preocupado por ambos, pero son adultos. Y no creo que lleven sus conflictos personales al trabajo.

- Ken ya lo hizo ayer.

- Pero se retractó hoy y eso es lo que importa.

Compartieron una mirada indescifrable por algunos segundos y luego Hyde esbozó una sonrisa, un poco más alegre que la que había mostrado antes.

- Está dicho, el único que piensa con la cabeza fría en esta maldita banda no es Tetsuya, sino tú- dijo, con la reverencia de quien evidencia un milagro. El baterista rió suavemente y ahora fue él quien negó con un gesto, un tanto sombrío.

Te sorprendería saber qué tan poco puedo pensar en frío, Hyde… Realmente. Te sorprenderías.

Antes de que pudieran seguir hablando, Tetsuya se acercó hasta donde ellos estaban y se dirigió hacia Hyde con semblante impasible.

- ¿Podemos hablar?

- Claro- Hyde miró a Yukihiro con algo de disculpa y siguió los pasos del bajista, los que los condujeron a la salida de la sala.

Una vez en el pasillo, el bajista se dio vuelta y lo observó con seriedad.

- ¿Por qué no me dijiste que habías tocado con Monoral?

- ¿Me sacaste del ensayo sólo para interrogarme?

- Lo que hiciste te puede meter en un lío, y lo sabes.

La escena parecía sacada de tiempos pasados. Hyde suspiró, bastante hastiado.

- Tuve suficiente de sermones con los que me dio Sakano hace un rato, créeme. Si querías unírtele, lo hubieras hecho cuando llegamos, pero no me vengas con reclamos ahora.

Le envió una mirada de fiereza y Tetsu apretó los labios. Observó alrededor. Su expresión se quebró en un suspiro ahogado.

- No quiero que discutamos de nuevo- dijo y Hyde tuvo la sensación de que había cierto pesar más allá de las palabras- Si te saqué del ensayo fue porque me acaban de confirmar una noticia. Quería que lo supieras por mi boca.

- Te escucho.

El semblante de Tetsu volvió a la seriedad.

- Sakano hizo un par de llamados previendo que aprobaríamos tu propuesta. Lamentablemente, no obtuvimos buenos resultados.

- ¿A qué te refieres?- Hyde arrugó el ceño.

La expresión en el rostro de Tetsu le dio la pauta de que nada bueno se vendría.

- Se trata de Hiroki, Hiro. Quiere que vaya a Osaka a explicarle el proyecto en persona. Sólo yo... Y si no lo hago se negará a hablar con la producción, ya lo dejó bastante claro.

- ¿Cómo?-el vocalista estrechó los ojos en un gesto incrédulo, el mismo que repetiría Ken Kitamura más tarde, un piso más arriba, una vez que el representante los reunió para anunciar la noticia.

Los ojos de Ken lo observaron se fijaron en Tetsu entre el enfado y la risa.

- ¿Ese idiota piensa que le vamos a rogar o qué?- bufó, indignado. Hyde le envió a Tetsu una mirada rápida y Yukihiro se cruzó de brazos, atento, como era su costumbre.

- No sabemos con exactitud lo que quiere para comenzar a negociar. Por eso viajo mañana, para escuchar sus peticiones.

- Él es el que tuvo el problema contigo hace años, ¿cierto?- le preguntó Yukihiro a Tetsu. El líder de la banda asintió, sin parecer feliz con el recuerdo.

- Desde que estábamos en la secundaria, Hiroki ya era todo un encanto- terció Ken ácidamente, cruzado de brazos y fumando de forma cuasi compulsiva, como si tuviera el pescuezo del guitarrista que lo había precedido entre sus dedos y no la colilla humeante del cigarro- Un pedante de primera… nunca pude entender cómo se te pasó por la cabeza incluirlo en la banda, habiendo tantos tipos con talento y mucho menos orgullo- repuso, mirando a Tetsu con cierta condescendencia. El bajista ahogó un nuevo suspiro. Uno de tantos.

- Era un buen músico y compositor, independiente de su carácter y los líos que tuvo con Tetsuya- dijo Hyde de pronto y Ken lo miró como si se hubiera vuelto loco.

- ¡Claro! ¡Mientras sea buen músico que arme tantos pleitos como quiera!

- Tú ni siquiera estabas en la banda por ese tiempo, Kitamura. No juzgues su trabajo sin tener idea.

- Ya basta, ambos- atajó Tetsu antes de que pudieran ir más lejos con el intercambio de palabras. Puntualmente, antes de que pudieran repetir la discusión del día anterior.

Hyde y Ken se sostuvieron la mirada con fiereza, mas se abstuvieron de hacer mayores comentarios.

Antes de que se fueran a almorzar, Ken se sentó frente a Tetsu, guitarra en mano y un humor de perros.

- Ahora sí que la tienes buena- comentó, fiel a su estilo directo. Tetsu levantó la mirada de los papeles que estaba revisando - Si yo tuviera que negociar con el dulce carácter de Hiroki, me suicido o lo mato a él. Me inclino más por lo segundo.

El bajista se masajeó las sienes en un gesto cansino. Estaba revisando partituras y no tenía ganas de ocultar su descontento.

- Te aseguro que soy el menos entusiasmado en volver a verlo, ¿pero qué más puedo hacer? No me queda otra opción que viajar a escuchar sus peticiones, antes de que los preparativos se retracen.

- El imbécil ése no es lo único que te preocupa.

No era una pregunta.

- Las cosas entre tú y el enano no van de maravillas, ¿cierto?- prosiguió Kitamura sin darle tiempo de escapar al escrutinio.

El bajista se aclaró la garganta.

- ¿Qué te hace pensar eso?

- ¿Quieres que sea sincero o políticamente correcto?

- Tú no sabes ser políticamente correcto- Tetsu sonrió- Mi relación con Hyde va bien, supongo.

- ¿Supones? ¿Desde cuándo el ilustre líder se cuestiona?

- Tenemos discusiones, como todo el mundo. Pero Hyde comprende mi situación con Ayana y todo va bien… mejor de lo que me esperaba.

- Ya… Pero hay algo que te molesta. Prácticamente está escrito en tu frente, viejo.

Sakura

- A veces tengo la impresión de que Hyde no me quiere tener cerca- hizo una pausa. Las palabras habían dejado su boca casi sin planearlas y ahora que las escuchaba, sus pensamientos se encausaban por un rumbo distinto.

Y mucho más inquietante.

- Tus problemas se resumen a que el pequeño demonio se siente acorralado- el guitarrista recapituló y sonrió de medio lado- Si quieres un consejo, será mejor que no sigas vigilando a Haido como si fuera un niño. Aunque la mayoría de las veces el condenado se comporta como uno.

-Lo sé- Tetsuya suspiro- Pero eso no quita que me preocupe por él.

- Tendrás que aprender a tragarte la preocupación, entonces- el tono de Ken volvió a ser brusco y Tetsu estrechó los ojos, sin estar de acuerdo con sus palabras- Tampoco me mires así. Sé que es difícil no preocuparte por alguien que quieres, pero qué demonios, ¿qué más puedes hacer? Si insistes en ayudar demasiado corres el riesgo de resultar asfixiante. Así es la puta vida y que conste que yo no hice las reglas.

Rápidamente, Ken envió una mirada al otro extremo de la sala y Tetsuya notó que recaía en la figura del baterista.

- De todas formas- prosiguió Kitamura de inmediato, desviando la mirada- Si lo que te preocupa es su salud, me comprometo a poner un ojo en ese condenado demonio mientras tú lidias con Hiroki.

- ¿Estás seguro?

- No, pero será mejor que aceptes antes que me arrepienta.

Tetsu sonrió y asintió con un gesto. “No sabes el peso que me quitas de encima” le dijo, antes de que diera la hora del receso. Ken se levantó el asiento, guitarra en mano, y alzó una ceja en un gesto puramente marca Kitamura.

- Si quieres agradecérmelo, patea al imbécil de Hiro de mi parte. Y, por favor, hermano, ya no sigas devanándote los sesos por Haido, ¿quieres? Sé que estás colado por él, pero un poco de orgullo no le hace mal a nadie.

- Lo intentaré- Tetsu acentuó la sonrisa, aunque el golpeteo en sus sienes volvía más pulsante que nunca- Al menos, lo intentaré.




***



El líquido dorado cayó sobre su vientre y se dispersó hasta abarcar la piel de su ingle. Tetsu contuvo el aliento, en tanto sentía el cuerpo cálido y desnudo de Hyde moviéndose con la sutileza de un felino, recorriendo su pecho, siguiendo la estela dorada del whisky con la punta de la lengua y bajando... siempre bajando...

- Dijiste que ya no beberías- murmuró en medio de un jadeo, mientras enterraba los dedos en el cabello negro de Hyde y sentía la calidez de esa lengua beber del alcohol en su vientre.

Casi se sintió desfallecer cuando el vocalista le envió una mirada astuta, de oscura diversión.

- Lo dije. Seré bueno y haré caso de las indicaciones del médico… pero no hoy, Tetsuya. Hoy te despediré con alcohol y con sexo, como te mereces.

Había algo definitivamente pecaminoso en la forma en que las palabras se derramaban por su boca, como miel entre sus labios. El vocalista se sentó a horcajadas sobre sus caderas, dejó la botella de whisky sobre la mesita de noche y le inmovilizó las manos arriba de la cabeza, esbozando una sonrisa electrizante de poderío. “Siempre has sido un ejemplo de templanza… demuéstralo ahora” le susurró contra los labios, antes de lamerlos con la punta de la lengua y sonreír complacido, por el ondular de las caderas del bajista en un gesto claro de impaciencia.

El olor a alcohol y a sexo se dispersaba por cada recoveco de la recámara. Tetsu entornó los ojos mientras veía a Hyde bajar de nuevo y beber de las últimas estelas del whisky, hasta llegar a la zona más baja de su vientre.

- Moriré si no te das prisa- le susurró mitad extasiado, mitad demandante, recuperando poco a poco la exigencia perenne del líder.

A centímetros de su sexo, Hyde rió, con evidente malicia.

- No estás en condiciones de exigirme nada- le espetó- Por esta noche, Ogawa, yo estoy al mando.

Se incorporó de nuevo y lo enlazó de las piernas, colocándolas sobre sus hombros. Por primera vez en lo que iba de la noche, Tetsu sintió la erección de Hyde latiendo furiosa en su entrada y penas pudo contener un estremecimiento de placer cuando se dio cuenta que Hyde se lamía los dedos y los usaba para prepararlo.

- Recordarás esta noche por siempre- le prometió el vocalista antes de que sus ojos se entornaran, se le viniera el cabello oscuro al rostro y lo penetrara de una sola estocada, con fuerza, hasta tocar fondo.

Ambos contuvieron el aliento.

De arriba abajo, más y más adentro… Hyde cambió la posición de las embestidas y Tetsu se aferró a su espalda, disfrutando al máximo aquella sumisión que por tantos años le había sido velada. El vocalista le hacía el amor como si quisiera arrancarle el alma y Tetsu tuvo que arquearse y aferrarse del dosel de la cama para mantener la postura y recibir, hasta el fondo, aquellas embestidas erráticas que lo dirigían a una velocidad vertiginosa a la locura. “Vas a recordar esta noche… todas las noches que le sigan” repitió Hyde en su oído con la voz rota, entrecortada, en tanto su agarre en sus caderas se hacía casi violento y Tetsu estaba seguro que por la mañana habrían marcas.

No le importaba.

-Mañana, cuando estés lejos…recordarás esto, Tetsuya… y te tocarás pensando una y otra y otra vez en mí…

El bajista entornó los ojos, arqueó la espalda, apretó los labios, no podía más… Como en un trance, vio el cielo raso y gimió profundo cuando el éxtasis se arremolinó calido en sus entrañas, como fuego líquido que lo consumía por dentro. La piel cálida de Hyde se movía contra la suya y ya casi fulminado por el éxtasis, tuvo fuerzas para apoyarse en sus antebrazos, incorporarse hasta que sus piernas tocaron su pecho, su erección atrapada contra el vientre de Hyde, y lo atrajo para darle un beso húmedo, animal. Lenguas rozándose y el aliento evaporado entre todo ese calor que apenas cabía entre ambos.

- Te amo, doiha- le dijo en un último momento, mientras el orgasmo le robaba la consciencia y devoraba todas sus fuerzas.

Gimieron a un mismo tiempo y todo se hizo un remolino de placer puro. Hyde se vino en un jadeo profundo y Tetsu lo hizo un segundo más tarde. Su corazón, muriéndose de a poco. Su piel, en carne viva… El orgasmo no sólo se había arremolinado entre su vientre, sino que se expandía como marejadas movidas por la influencia de la luna, su noche eterna, Hyde... Fuerza y olor a menta. Besos intoxicantes. Whisky y sudor y sexo. Todo eso era Hyde y a veces, le parecía demasiado como para poder abarcarlo.

Lo besó de nuevo, casi a ciegas. Hyde salió de su interior con cuidado y se acomodó entre sus brazos, apoyando el rostro en la curvatura de su cuello. Aún jadeaba, como si terminara el más extenuante de todos los conciertos. Había hecho cantar a Tetsu hasta arrancarle notas lacerantes.

- Por supuesto que recordaré este momento- le susurró el bajista segundos después, en esa intimidad única que surgía después del sexo.

El vocalista le sonrió aún sonrojado, sucio por el whisky y el sudor. Se veía más atractivo que nunca.

- Más te vale que lo hagas- le advirtió, con la voz pastosa- porque yo sí te pensaré cada una de mis noches… Te recordaré así, como estas ahora: con las piernas abiertas y el orgullo mancillado.

Por mí y para mí

Tetsuya dejó escapar una risa suave. Por alguna retorcida razón, adoraba cuando Hyde hablaba de forma vulgar en la cama.

- Dejaría mancillar mi orgullo una y otra vez, si tú me lo pides.

- ¿Lo harías?

- Por supuesto- le acarició el cabello largo y sedoso- Por ti, Hyde… haría lo que fuera.

A pesar de la intimidad del momento, el vocalista se incorporó para verlo directo a los ojos. ¿Es otra de tus promesas?, pensó fría y desapasionadamente. De pronto, sintiendo que el hechizo de medianoche se rompía entre sus manos y ya no eran los amantes de antaño, sino dos completos desconocidos que retozaban entre las mismas sábanas.

- Dejé la cajetilla en la sala, voy por un cigarro - murmuró escuetamente entre dientes antes de deshacer el abrazo, alejarse y buscar sus pantalones bajo la cama. No podía verlo, pero sabía que la mirada de Tetsu seguía cada uno de sus movimientos. Callado, abrasándolo de forma casi material.

Recuperando la restricción que momentos antes, Hyde le había arrebatado.

- El médico dijo que no puedes fumar.

- Sé lo que dijo el puto médico- bufó y le envió una mirada de hastío- El compromiso comienza mañana, por hoy déjame respirar tranquilo, ¿quieres?

Se puso los pantalones a medio abrochar y salió sin mayores explicaciones. ¿Por qué no te vas de una maldita vez?, pensó iracundo, llegó hasta la sala y vio el reloj mural. Faltaban cerca de doce horas para que Tetsu tomara el avión que lo llevaría a Osaka. Aquéllas serían las horas más largas de toda su vida.

Se sentó en el sillón de cuero negro y miró alrededor. Todo el puto departamento olía a sexo, o quizás era sólo su propio aroma, impregnado del whisky y el aroma de Tetsu. “Ni siquiera follar contigo me es suficiente” susurró, esta vez con impotencia. Mientras tomaba la cajetilla que se había olvidado en la sala deseó, de pronto, ser él y no el bajista quien tuviera irse lejos.

Lo suficientemente lejos como para olvidar la imagen de Tetsu encontrándose con Ayana. Un encuentro que el bajista no había querido mencionar, como si estuviera ocultando algo.

Como hace tres años

Por inercia, sus ojos se dirigieron a la guitarra que descansaba en una esquina de la sala, bañada por la luz de la luna. Sintió un tibio cosquilleo en la punta de los dedos y caminó hacia ella. Tocar no era opción, era hacerlo o espetarle al bajista todas y cada una de sus acusaciones, todo el asco que le producía tener sexo a pesar de la desconfianza que le bañaba las entrañas. El mismo sentido de alerta que movía sus pasos desde que Tetsuya lo había traicionado.

Se sentó sobre la alfombra y tomó el instrumento entre sus manos. Apoyó la guitarra en su regazo y mientras acariciaba las cuerdas con la yema de los dedos, su mirada vagó hacia la luna que se perfilaba a través del gran ventanal que coronaba la sala. Aquella sería una noche sin estrellas.

Cerró los ojos, detuvo el movimiento. Sentía punzadas dentro de sus sienes y tuvo que llevarse las manos al rostro y respirar profundo para no soltar un quejido de dolor.

Es tu culpa, pensó iracundo, sintiendo una aversión renovada hacia el bajista. No sabes cuánto te detesto... No tienes ni una puta idea.

Abrió los ojos Más que ver, presintió la figura femenina entre toda aquella oscuridad abismante, como la boca de un túnel. Una sombra que caminaba por el departamento acariciando las paredes con la punta de los dedos, dejando una estela de sangre, la misma sangre que le bajaba por las piernas y enmarcaba sus pasos. Ella tarareaba una canción de cuna con su vocecita delgada, de mujer y de niña.

Cuando captó su mirada, la boca de Ayana se curvó en una sonrisa.

- Que idiota eres –le susurró encantada, en un hilo de voz dulce, pero mortalmente frío.

Hyde sintió que la sangre se le congelaba dentro del cuerpo, no podía pensar con claridad. Se quedó quieto en tanto la veía tomar el rumbo de la habitación vistiendo sólo una blusa larga y masculina, una blusa que evidentemente no era suya, era de Tetsu. La niña se llevó las manos al vientre y entonces el vocalista notó que estaba abultado.

”Ayana está embarazada… ese hijo es mío”

- No- el susurro se le escapó de los labios, ahogado, inconexo. Si pensar demasiado, Hyde dejó la guitarra de lado, se puso de pie y siguió la figura femenina rumbo a la recámara, siguiendo la misma estela de sangre que dibujaba formas en las paredes de su departamento. El departamento que alguna vez, habían compartido.

“Sé que ahora no puedes comprenderlo, pero es lo mejor para todos. Lo mejor para ambos”

El dolor en su cabeza se estaba haciendo insoportable, pero sabía que tenía que seguir adelante, confirmar que sus sospechas eran infundadas y sólo así, tal vez, odiar a Tetsu de la misma manera como lo había amado en el pasado.

Ruidos en su recámara, gemidos… Abrió la puerta con sigilo, con el miedo congelado en el pecho, como un cáncer. Se quedó paralizado, sin poder reaccionar ni dar marcha atrás.

Jamás podría.

“Lo nuestro fue un error... algún día tendrás que comprenderlo”
La vio a ella, abriendo las piernas como una virgen en penitencia, la piel desnuda y perlada de sudor, arqueada contra el cuerpo masculino que la cubría y dominaba. Y lo vio a él, su cuerpo estilizado y dolorosamente conocido. La luz de la luna caía por su espalda y dibujaba los músculos que se contraían con cada movimiento, de arriba a abajo, sus caderas ondulado, acompasadas. Tetsu la embestía con fuerza mientras su torso chocaba contra los senos de Ayana y su lengua acariciaba su boca dulce, de niña, color grana.

“Te amo, linda” “No le diremos a nadie” “Éste será nuestro secreto”

- ¿Hyde?

No te voltees. El dolor punzante en las sienes lo obligó a cerrar los ojos, apretar los labios para no gritar. Una voz conocida susurraba en su oído derecho mientras el izquierdo captaba las palabras del bajista.

- Hyde, ¿te sientes bien?

No te acerques

Aguantó la respiración cuando sintió el tacto inconfundible en su hombro. La negación salió entre sus labios antes de desarrollar por completo el pensamiento y se apartó, bruscamente, se dio la vuelta. Vio el rostro confundido de Tetsu y con un miedo que rayaba en lo irracional, dio un paso atrás cuando él intentó acercarse.

- Estás pálido, ¿qué te pasa?

Lo odias, recuérdalo. Otro paso adelante y uno hacia atrás. Tetsu lo aferró por los hombros y Hyde distinguió en su mirada otros ojos que lo observaban azules, familiares, una mirada de burla que le daba pánico.

La recordaba.

“Las enfermeras dicen que ves visiones”

El reconocimiento brilló por unos segundos en su mente antes de que toda la estancia se transformara en una vorágine de sombras y ya no sintiera nada. Absolutamente nada.

Salvo, quizás, aquel odio que se anidaba en su pecho y del que Adam se reía, a carcajadas. Al igual que tres años antes en su cárcel londinense.

Bodas de Sangre
Segunda Parte

Capítulo 21
Pretendiendo





Si había algo más inquietante que su silencio, eso era, sin duda alguna, su aparente tranquilidad. La forma vacía y algo distante con la que interactuaba con los otros invitados de la fiesta y su sonrisa fría, puro hielo derramado entre los labios. Una mueca que escondía tras las capas de piel y ropa, el verdadero sentimiento que guiaba la mayoría de sus actos por esa noche.

Tanta indiferencia… ¿pero por qué?, ¿por quién?

No necesitaba más que leer entre líneas para descubrir la respuesta.

Tetsuya Ogawa

- ¿Te encuentras bien, Sakura?- le preguntó de pronto una voz grave a su lado derecho. Como si despertara de un sueño, el baterista parpadeó un par de veces y se encontró con los ojos del vocalista de Monoral, Anis Shimada, en contacto directo.

Aquélla era la celebración por el término de la gira asiática de la banda. Hyde había insistido que Sakura lo acompañara al concierto de clausura, horas atrás, después de aparecer sin previo aviso por la casa del batero con una sonrisa falsa entre los labios y un cierto aire ausente que aún conservaba. Sakura podía reconocerlo a distancia. Lo conocía de años.

Era evidente que Hyde le estaba ocultando algo.

Se aclaró la garganta y dejó el vaso de whisky sobre la mesa. Los trozos de hielo irrumpían la superficie del líquido dorado y mientras sus ojos vagaban en ellos, Sakura se encontró haciendo lo de siempre, cuando lo pillaban con la guardia baja.

Al final, contraatacó movido por el instinto mismo.

- ¿Por qué no debería estarlo?

- No lo sé, dímelo tú- Shimada le sonrió de forma sibilina y su mirada negra vagó por los otros asistentes de la fiesta.- El concierto fue todo un éxito. No hay motivo por el que hoy no debamos celebrar, ¿no lo crees?

Su tono declaraba a leguas que sabía más de lo que aparentaba. Así era Anis Shimada, después de todo. Increíblemente astuto e intuitivo. Uno de los mejores amigos de Hyde y por lejos, el que más se le parecía.

Al retornar a aquel punto, la mirada de Sakura volvió al rostro sonriente y despreocupado del otro vocalista, al extremo opuesto de la sala.

- ¿No crees que se ve un poco extraño?- Shimada comentó de pronto, siguiendo el curso de su mirada. Sakura desvió la vista de inmediato.

- No sé de qué me hablas.

- ¿No?- Anis sonrió - Es curiosa la clase de conexión que se ha forjado entre ustedes. Cuando algo sucede con Hyde, inmediatamente repercute en ti y viceversa. Si eso no es una relación de pareja, la verdad, no sé qué demonios lo es.

Regresó la mirada hacia Sakura y el batero sintió un frío resquemor ante esos ojos híbridos, almendrados.

- Si no lo negaste de inmediato es porque no estoy tan lejos de la realidad, ¿cierto?- conjeturó de nuevo, con ese aire aniñado con el que jugaba a analizar su entorno. Sakura ahogó una maldición entre dientes. Todo sería más fácil si Shimada y Hyde no se parecieran tanto.

- Somos amigos, es todo- se llevó el vaso a los labios y luego agregó, en un susurro oscuro- Ahora, menos que nunca, podría existir algo más entre nosotros.

- Si lo dices por Gackt Camui, su relación con Hyde acabó hace meses.

- No hablo de Camui- casi bufó- Me refiero a Tetsuya Ogawa, el líder de mi ex banda. El flamante ex amante de Hyde… Su actual amante, mejor dicho.

Sus palabras destilaban una amargura que no pudo ni quiso controlar. Por primera vez en años, Anis Shimada pareció quedarse sin palabras. La forma en que su rostro pasó de la hilaridad a una seriedad críptica le dio al baterista la pauta de que la noticia no le había hecho gracia, en lo absoluto.

- Eso no puede ser cierto.

- Lo es. Te lo advertí hace años. Hyde aún quiere a ese imbécil, y lo seguirá queriendo a pesar de todo lo que el hijo de puta le ha hecho.

Lo quiere, y quiere su venganza.

- ¿En qué demonios estaba pensando? –Anis susurró incrédulo, de nuevo, enviándole sendas miradas al propio Hyde, quien reía en compañía de Ali, totalmente ajeno a la conversación que se erigía entorno a ellos- Ogawa está casado, tiene una hija… Hyde no haría algo tan estúpido como entrometerse en un matrimonio, ni mucho menos, si hay niños de por medio.

Había tanta convicción en su voz, que Sakura no pudo evitar sonreír con ironía. Al final, soy el único que lo conoce, pensó, el sabor agrio de la certeza bañándole la boca.

Por primera vez en años, no se sintió afortunado de tener ese privilegio.

- ¿Hace cuánto que están juntos?

- No lo sé, un par de semanas. Un poco más.

- Hace dos semanas Larc-en-Ciel volvió a estar activo, ¿cierto?

- Sí- Esa banda está maldita. Sakura tomó el vaso y lo llevo a sus labios, taciturno, casi sombrío- Es la misma cantidad de tiempo en que los medios de prensa empezaron a especular sobre el término del matrimonio de Ogawa. Pensé que ya lo sabías. No hubo ni un puto periodista de espectáculos que no hiciera dinero a costa de esa noticia.

Anis negó con un gesto, totalmente serio y reflexivo.

- Con lo de la gira hemos estado desconectados del mundo entero. De hecho, sólo hoy Jason nos dijo que Hyde había tenido un accidente en automóvil hace un par de semanas… Dos semanas… ¿Sabes si ese accidente también está relacionado con Tetsuya Ogawa?

Sakura amplió la sonrisa. Tal como Hyde, Shimada era endemoniadamente asertivo.

- Ese imbécil iba manejando, aunque la peor parte se la llevó Hyde. Como siempre.

Bebió un sorbo de su trago y se mantuvieron en silencio por unos segundos, en una escena que resultaba bastante conocida por ambos. Shimada ahogó un suspiro. Sus ojos oscuros pasaron de la figura de Hyde al rostro de Sakura, con una profundidad que lograba estremecer a cualquiera.

- Hagamos de cuenta que tienes razón- propuso, peligrosamente sereno- Puede que Hyde haga la vista gorda y se olvide de todo lo que ha pasado… aún así, ¿pretendes que me crea que no hiciste nada para detenerlo? Por favor, Sakurazawa. Puedes engañar a todos, pero no pretendas engañarme a mí, no a mí…. Recuerda que yo también estuve en Londres y vi todo lo que sucedió con Hyde. Y lo que sucedió también contigo.

- No hables de eso- el batero demandó de inmediato, le envió una mirada pétrea.

Lejos de parecer amedrentado, Anis Shimada esbozó una sonrisa adusta.

- No es un recuerdo grato, pero sucedió, acéptalo. Y porque sucedió sé que no dejarás que Hyde mande su vida al carajo una vez más, cruzado de brazos, como si nada de lo que ha pasado ni de lo que pudiera pasar te afectara, tarde o temprano.

- ¿Qué mierda se suponía que hiciera?- Sakura estrechó los ojos, con fiereza- No tiene diez años, no podemos controlar sus actos.

- En su momento, sí lo hiciste.

- Estaba en riesgo su vida.

- ¿Ahora no lo está?

Se enfrentaron de forma muda y Sakura bajó la mirada, cansino.

- Ya deja de jugar a adivinar el futuro, Sakurazawa. Si le dices a Hyde la verdad, toda esta situación se revertirá, tarde o temprano.

- ¿Lo hará?- el batero adoptó un rictus de ironía- En su momento, ni siquiera Gackt Camui logró que Haido se olvidara de Ogawa... ¿Qué me garantiza que ahora sea diferente?

- La garantía está en que se trata de ti, y no de Camui. Haido te quiere, confía en ti mucho más de lo que confió en él… de lo que puede confiar en nadie más.

- La confianza hace amistades, pero no relaciones de pareja.

- ¿Estás seguro? En cuanto compartes la cama con alguien más, sí, la confianza interviene de manera fundamental- Anis se enderezó en su asiento y miró alrededor, cruzado de brazos, pensativo- Quizás Hyde esté obsesionado con ese bajista, pero no fue él, sino tú, quien iba a verlo todos los días a esa maldita clínica, a cada hora... Y estoy más que seguro que Hyde lo tiene bastante en cuenta.

Sakura negó lentamente. Volvían al tema de los recuerdos y la conocida hiel en su pecho se hacía más densa, como si un puño invisible lo apretara y le robara el aire desde adentro.

Esta vez, el silencio que se expandió entre ellos se asemejó a una tibia niebla que pregonaba una tormenta. Sakura se acabó el trago y dejó el vaso sobre la bruñida superficie de la mesa. Dio una mirada rápida a su alrededor. Las camareras iban y venían con más rondas de comida y bebida a cuestas, pero en todo aquel ambiente de efervescencia, ellos parecían sobresalir al ser los únicos que no reían ni festejaban.

Porque no tenían razones para hacerlo.

- Espérame aquí, ¿vale?- le pidió Anis de pronto, levantándose de forma rauda de su asiento. Sakura volvió la vista hacia él y notó que sus ojos negros seguían los movimientos de Hyde, quien también se había incorporado y ahora cruzaba el salón camino a los balcones.

- Por favor, Shimada, no vayas a hacer nada estúpido- el batero le advirtió entre dientes antes de que el otro se alejara. A manera de respuesta, el alto vocalista sonrió, recuperando la expresión aniñada y de falsa inocencia que había empleado, momentos antes.

- No te preocupes tanto. No voy a hacer ni a decir nada que amerite que el pequeño demonio quiera tu cabeza sobre en una charola de plata, te lo juro.

Con una última sonrisa, Shimada se dio la vuelta y se perdió entre la multitud de gente que atestaban el lugar, hasta que su figura alta y espigada dejó de verse por uno de los pasillos aledaños. Sakura siguió el recorrido con la mirada. Momentos después, le hizo una seña a una de las camareras y pidió una botella de tequila.

No iba a emborracharse, pero sí necesitaba algo fuerte que le diera ánimos para sonreírle a Hyde en cuanto el vocalista regresara y Sakura tuviera que fingir que todo estaba bien. En orden. Tranquilo.

Una mentira, naturalmente.

Anis, por su parte, siguió la pista de Hyde por los pasillos intrincados del bar hasta que lo encontró reclinado en un balcón que daba vista a los jardines, fumando en silencio, totalmente absorto en la contemplación del último cuarto de la luna menguante. Se acercó tratando de no hacer ruido. Un poco más cerca, pudo comprobar que la expresión de Hyde era mucho menos alegre a la que había mostrado momentos antes, al abandonar la fiesta.

- ¿Qué haces aquí, tan solo, Takarai?- le preguntó en voz baja. Como si despertara de un sueño, Hyde parpadeó un par de veces y se volteó en su dirección. Le sonrió casi por inercia.

- Me acabas de dar un susto de muerte, no te escuché llegar.

- Será que con los años te has vuelto más distraído- Anis se encogió de hombros con simpleza, aunque pronto añadió, mucha más insidioso: - O bien, que ya no tienes ojos para mí, como sí los tenías antes.

La nota de desilusión en su voz fue tan palpable, que el otro vocalista no pudo menos que reír de forma suave y negar con un gesto.

- No sé con qué cara me reclamas. Me invitas a cantar contigo, pero luego te pasas toda la noche hablando con Sakura. Eres un cretino.

Así que te diste cuenta, los ojos negros y almendrados de Anis se entornaron con sospecha, aunque su voz no perdió el tinte de broma.

- ¿Estás celoso, Takarai?

- Por supuesto que lo estoy. No cometí la estupidez de besarte en público para que ahora me ignores.

- Pensé que lo habías hecho por publicidad.

- ¿Crees que beso a la gente sólo para vender más discos?

- Eres mi jefe, ¿tengo que responder a esa pregunta?

Hyde negó, sonriendo. El viento nocturno removía su cabello y la oscuridad de la noche realzaba su piel pálida, hasta hacerlo ver casi onírico.

- ¿Por qué no me lo habías dicho?- Anis le cuestionó de pronto, notablemente más serio. Hyde arrugó el ceño.

- ¿Decirte qué?

- La verdad: volviste con Larc-en-Ciel.

No era una pregunta.

El otro vocalista le sostuvo la mirada. Sus ojos parecieron retomar el matiz de desdén que Anis había notado momentos antes, cuando lo había encontrado solo en los balcones.

- Supongo que no lo consideré un asunto importante- respondió, lacónico, mientras volvía la vista al aspecto sombrío de la noche- Se trata de trabajo, nada más. Y si por mí fuera, no tendría mayor relación con esa compañía, te lo aseguro.

- Cuando hablas de la compañía, también incluyes a los miembros de Larc-en-Ciel.

- Desde luego- Hyde le sonrió de forma gélida- Si vas a preguntar por Tetsuya, hazlo pronto y no sigas con los titubeos, ¿quieres?

Fiel a su estilo, el vocalista lo retó de forma muda y Anis también se encontró sonriendo, en tanto los ojos de Hyde se entornaban con un brillo azul que se le antojó, por demás, extraño. Inquietante.

- ¿Cómo han ido las cosas con él?

- No me puedo quejar.

- Supe por la prensa que está tramitando el divorcio.

- ¿Te lo dijo la prensa o lo dijo Sakura?- Hyde esbozó una sonrisa irónica- Ustedes se han vuelto muy amigos, por lo que veo.

- Las circunstancias unen o separan a las personas. Tú deberías saberlo mejor que nadie.

La sonrisa de Hyde pareció vacilar un poco. Desvió la vista nuevamente y eligió sus palabras de forma cuidadosa, antes de decirlas en voz alta.

- Tienes razón. Sakura no sería como mi hermano si no nos hubieran unido las circunstancias... Las malas circunstancias.

- Lo quieres mucho.

- ¿No es evidente?

- Él se preocupa demasiado por ti, Haido. Es reservado, pero se nota a leguas que lo hace. ¿Por qué?

Había una clara doble lectura en aquellas palabras y Hyde suspiró, con la tristeza profanando su careta de fría tranquilidad.

- Le he dado algunos motivos, supongo-conjeturó, un tanto lúgubre. Anis se cruzó de brazos.

- ¿Tiene que ver con tu regreso a Larc-en-Ciel?

- Volvemos al tema.

- No hay necesidad de que estés con esa banda. Tienes tu propio sello, fans que te seguirían a cualquier parte… no necesitas volver y reencontrarte con personas que no has visto en años, que no quieres volver a ver.

- Que me moleste ver a Tetsu no significa que no tolere a mis otros compañeros de banda.

- Tetsuya Ogawa es Larc-en-Ciel. Es lo único que te importa.

- Tú me crees estúpido, ¿cierto?- Hyde entornó los ojos con fiereza- ¿Insinúas que volví a la banda sólo porque quería ver a Tetsu?

- ¿Y no fue así?

- No- se alejó- Lo que haga ese imbécil o lo que deje de hacer me tiene sin importancia. Aprendo de mis errores, te lo aseguro. Y no volveré a cometer el mismo error dos veces.

Le sonrió de nuevo, dando la conversación por zanjada. “No me obligues a mentirte” parecían gritar sus ojos de un azul oscuro atípico, mientras hacía el ademán de regresar hacia el salón principal y Anis lo seguía en un silencio asfixiante, sintiendo en todo el cuerpo el contacto con aquella barrera invisible que el otro vocalista erigía cuando quería que lo dejaran en paz. Solo. Sin más compañía que sus múltiples secretos.

-Y bien, ¿pudiste satisfacer tu curiosidad?- le preguntó Sakura luego de un rato, en cuanto Hyde anunció que debía marcharse y el baterista pudo escabullirse hasta su lado, sin el riesgo de levantar mayores sospechas.

Anis se mantuvo serio y con la mirada fija en Hyde, quien se despedía del bajista de Monoral con una naturalidad escalofriante.

- Tal vez… Aunque su silencio fue mucho más elocuente que sus palabras.

- No conseguirás nada mejor de él ahora- Sakura también siguió con la mirada la despedida entre Hyde y Ali y luego agregó, casi como si hablara consigo mismo - Esto es lo que ocasiona que tenga a Ogawa cerca: que desconfíe de todos y piense que todos lo van a traicionar. Tal como hizo ese hijo de puta hace años.

Atento en su reflexión como estaba, no notó cuando Shimada pasó la mirada de Hyde hacia él, con una seriedad que rayaba en la profecía.

- Es algo innecesario que te lo pida, tú eres el que siempre ha velado por su seguridad. Pero, por favor, Sakura, trata de que no cometa más locuras, ¿vale? Odiaría verlo destrozado de nuevo.

Sakura le devolvió la mirada. No podía evitar sentir un pesar en la base del estómago.

- No más que yo, Shimada – respondió en el momento exacto en que Hyde, del otro extremo del salón, volteaba la vista a hacia ellos- Créeme… no más que yo.

El vocalista les sonrió mientras se aproximaba. Aquella sonrisa estaba en total contraste al ambiente lúgubre que se había generado, de todas formas, Sakura se encontró devolviendo el gesto. Siempre a medias.

- No tienes porqué irte conmigo- le aseguro Hyde en cuanto Sakura hizo el amago de marcharse junto a él, palabras a las que el batero respondió con una mirada que declaraba a leguas que no admitiría réplicas. Anis sonrió mientras veía el intercambio de voluntades y luego se acercó a Hyde, para limar asperezas con un gran y afectuoso abrazo.

“Cuídate” le susurró al oído, a lo que Hyde sólo sonrió y asintió con un gesto.

Ojalá y pudiera

Una vez que estuvieron afuera y mientras caminaban al lugar donde Sakura había aparcado la motocicleta negra, Hyde se volvió hacia él y su sonrisa perdió algo de consistencia.

- Estuvieron hablando de mí, ¿cierto?

- No sé a qué te refieres- mentira a medias. Sakura sacó las llaves de la Harley Davidson y siguió el camino, evitando devolverle en todo momento la mirada.

Si lo hacía, estaba perdido. La máscara impasible se caería a pedazos frente a los ojos penetrantes de Hyde.

- Anis estuvo haciéndome algunas preguntas. No lo dijo abiertamente, pero me dio a entender que sabía que yo había vuelto con Tetsu.

- Shimada es lo suficientemente inteligente como para sacar sus propias conclusiones. Pensé que lo tenías bastante claro- el batero respondió lacónicamente. Por el rabillo del ojo, vio que la expresión de sospecha de Hyde había mitigado hasta no ser más que una sombra de preocupación- Sería mucho más fácil si le dices la verdad.

- De ninguna manera. No quiero involucrarlo en todo esto.

- ¿No confías en él?

- Claro que sí, pero…- suspiró.- Anis ya se preocupó demasiado por mí en el pasado, no es justo que lo haga pasar por lo mismo de nuevo. Y de hecho, si no fuera porque no puedo mentirte, tampoco te diría nada de lo que pienso hacer con Tetsuya. Te lo aseguro.

Hyde se detuvo al lado de la motocicleta, manos en los bolsillos, con tal expresión de tristeza que Sakura no pudo menos que sonreír de nuevo. El baterista se sacó la chaqueta de cuero y se acercó para colocarla rodeando sus hombros. Hyde levantó una ceja. Después, sonrió.

Estaban bastante cerca, lo suficiente como para que Sakura pudiera sentir el aroma fresco de su cuerpo, el roce de su aliento, una caricia cálida e incitante que le enviaba descargas de adrenalina pura desde el pecho hasta la punta de los dedos.

Si tan sólo pudiera

- Póntela y súbete detrás de mí- le pidió de nuevo lacónico, separándose antes de tentar por demasiado tiempo su templanza. Mientras el vocalista se colocaba la chaqueta de cuero, Sakura se montó en la Harley Davidson y encendió el motor, provocando que la motocicleta cobrara vida y rugiera bajo sus piernas.

Con fuerza, como los rugidos de su propia sangre. Un cause que corría demasiado rápido y que se aceleraba en momentos como ése, en que Hyde subía detrás de él y lo tomaba con fuerza del torso.

-Volemos, como en los viejos tiempos- le susurró el vocalista al oído. Sakura odió no tener la libertad de dar vuelta el rostro y atrapar las notas de esa voz aterciopelada con sus labios.

- Agárrate fuerte y trata de no marearte.

- No me amedrenta la velocidad. Eso ya deberías saberlo.

El batero simplemente sonrió, mientras se ponían en marcha y comenzaban a recorrer a gran velocidad las calles tortuosas de Tokio. Caminos plagados de bifurcaciones irregulares, como el cuerpo largo y dúctil de una serpiente, letales como una. “Dobla a la derecha” se alzó la voz grave de Hyde por sobre el ruido de la velocidad y, aunque aquella no era la dirección correcta para llegar a su departamento, Sakura adivinó sus intenciones y tomó la ruta que conducía a las afueras de la ciudad. Una ruta que tenía su fin en un lugar bastante conocido por ambos: la ruta número seiscientos sesenta y seis.

El lugar hacia donde solían escapar de jóvenes. Como en los viejos y siempre mejores tiempos.

- La noche aún es virgen, sería una pena desperdiciarla- comentó Hyde con una sonrisa deslumbrante, una vez que Sakura aparcó a un lado de la carretera y el vocalista se desmontó de la moto con la mirada fija en las estrellas.

Aún montado en la Harley Davidson negra, Sakura observó a Hyde levantar el rostro, cerrar los ojos y embriagarse de toda esa calma.

- ¿Quieres que te lleve a otra parte?

-¿Qué sugieres?

- Que me digas la verdad- Hyde abrió los ojos y lo observó a la distancia- ¿Qué mierda está pasando con Ogawa? No creas que no lo he notado… llevas toda la maldita noche escapando de él.
Impasible, Hyde pestañeó y bajó los brazos. Corría el viento frío que presagiaba el invierno y, mientras las copas de los árboles se movían siguiendo la dirección de aquel viento, el cabello largo, oscuro como el ala de un cuervo del vocalista cubrió parcialmente su rostro.

- ¿Qué te hace pensar que sucedió algo con él?- repuso rayando la simpleza. Sakura sonrió, mucho más insidioso. Desde un principio había intuido que aquella sería la respuesta.

O bien, el método para evadirla.

- Si pudieras desdoblarte y ver tu cara cuando lo nombras, sabrías porqué te lo pregunto.

- Soy un libro abierto ante tus ojos, ¿no, Sakurazawa?- lejos de parecer molesto, Hyde sonrió también y se acercó a pasos cortos a la motocicleta. Contando cada uno de aquellos pasos, como un niño. Sonreía como uno.

- ¿Acaso el cordero se está escapando de tus manos?- conjeturó el baterista entonces, antes de que Hyde se escondiera en su mutismo y dejara que los cuestionamientos se escaparan por la misma dirección en que corría el viento. Hyde volvió a sonreír, ahora, manos en los bolsillos. Resguardándose de la fría brisa nocturna dentro de la chaqueta de cuero que Sakura había puesto minutos antes, sobre sus hombros.

- El cordero estaría dispuesto al sacrificio si yo se lo pido. Se siente demasiado culpable como para darme un no como respuesta.

- ¿Entonces?

- Entonces… no lo sé. Supongo que desearía que realmente fuera un animal y no un humano- suprimió una risa oscura y levantó la mirada, provocando un ligero estremecimiento en el baterista- Sería fantástico si sólo pudiera arrancarle la piel a tiras y de paso acabar con toda esta mierda. Pero el maldito no es un animal y piensa, desea, razona... la culpa lo amarra a mí, pero su tan afamado deber moral lo tiene bajo las faldas de su ex esposa. ¿No es estúpido como funciona la mente humana?

- Todo esto se resume en Ayana.

Tal como en su conversación con Anis, aquella no era una pregunta.

- Me consta que la viendo y no me da la puta gana que lo haga. Quizás son celos, pero más es ira… no quiero que la vea. Y no la volverá a ver. Te lo juro.

Hyde entornó los ojos con cierta hilaridad amarga. Al final, todo intento de ocultar sus emociones había sido en vano.

- Esta estúpida venganza te está matando- el susurro de Sakura no hizo más que confirmar lo evidente. Las luces de los autos iluminaban ocasionalmente la instancia y Hyde se rió. Sakura hubiera preferido que no lo hiciera.

- Soy patético. Puedo engañar a todos, pero jamás podré engañarme a mí mismo.

- Escúchame- el batero lo tomó por los hombros y lo hizo levantar la mirada- Entiéndelo de una maldita vez, porque no tendrás muchas oportunidades para arrepentirte más tarde. Aún estás a tiempo de detener todo esto, no tienes porqué seguir pretendiendo que ese hijo de puta te interesa. Déjalo. Ve y busca a tu hijo, lárgate de esta ciudad de mierda… vámonos juntos, Hyde. Nada ni nadie nos detiene acá.

Se le cerró la garganta. Aún sonriente, Hyde se separó y negó con un gesto.

- No puedo.

- ¡Claro que puedes! ¡Puedes y debes hacerlo!

- No- recrudeció la voz, hasta asimilar un susurro viperino- Hisashi está mejor sin mí y yo no voy a estar bien hasta que no destruya a Tetsuya. Con mis propias manos. Me lo debe.

Aquel era el juramento de siempre, Sakura lo supo en cuanto las palabras cesaron y los ojos de Hyde lo ahogaron en su intensidad, con un súbito brillo azul que se asemejaba al brillo de la luna, influenciando en el cause creciente de las mareas. Las aguas que se adivinan en los ojos de Hyde no eran más que los fluidos propios del odio y Sakura maldijo por incontable vez la presencia de Tetsuya Ogawa en sus vidas. Como una sombra.

La sombra que influía en la vida de ambos.

- Haz lo que quieras- accedió finalmente, con una cuota amarga de derrota que le fue imposible de ocultar. La mirada de Hyde perdió fuerza y hasta pareció apenada ante su declinación tan rápida- No te voy a obligar a nada, pero no esperes que te aplauda cuando consigas mandar tu vida a la mierda. Porque eso es lo que sucederá, más temprano que tarde.

- Sakura…

- Basta- el baterista le envió una mirada oscura y regresó a la Harley Davidson, se montó en ella y aferró con firmeza las manillas, como si pudiera destrozar barreras de aire con la presión entre sus dedos- Te llevaré con ese imbécil. A final de cuentas, es lo único que has querido toda la noche.

En silencio, Hyde siguió la huella de sus pasos y se subió detrás de él. Sin embargo, antes de que Sakura pusiera la motocicleta en marcha, el vocalista lo envolvió en un abrazo y acercó los labios a su oído.

- Te equivocas en algo- le susurró, a penas rasgando el aire.- Lo único que he querido toda la noche es que algo o alguien me haga olvidar que debo volver con él.

Sakura apretó la quijada y tomó aire lenta, profundamente. El aliento cálido de Hyde impactaba en su piel y su voz grave actuaba como un bálsamo. Una melodía que anestesiaba sus sentidos, sin embargo…

No puedo creerte

Encendió el motor. Hyde se aferró con fuerza de su torso y lo hizo maldecir entre dientes.

Todo sería más fácil si no lo quisiera tanto.




***




Una noche tormentosa, no podía calificarla de otra manera. Largos y tormentos minutos transformados en horas, repletos de angustia e inseguridad y recuerdos que no lo habían dejado dormir, ni mucho menos, estar tranquilo. A eso de las tres de la mañana, Tetsu decidió que se volvería loco si seguía esperando en estado de inercia. Tomó una chaqueta, las llaves del departamento, se prestó a salir y entonces lo vio, del otro lado de la puerta.

Los ojos oscuros del vocalista lo observaron con cierta diversión.

- No esperaba encontrarte despierto a estas horas- comentó, a medio camino entre la risa y el desdén. Sin mayores comentarios pasó a su lado y entró al departamento como si nada, como si aparecer de madrugada, sin dar señales previas de vida, fuera cosa de todos los días.

Aún debajo del umbral de la puerta, Tetsuya se dio vuelta y siguió sus movimientos con la mirada.

- ¿Dónde estabas?- preguntó con voz grave. Hyde se quitó la chaqueta de cuero y la dejó en el respaldo de una silla. Luego, le devolvió la mirada y sonrió, rayano en la indiferencia.

- Por ahí. Tenía que hacer algo mientras tú aparecías.

- ¿Cómo?- Tetsuya entornó los ojos. Cerró la puerta con calculada fuerza y a través del silencio, el sonido del cierre pareció extenderse entre ambos.

De manera inmediata, envió una mirada rápida a la prenda que descansaba en el dosel de la silla, burlesca en la obviedad de su procedencia. “Sakura”, pensó, todo el alivio que había sentido al ver a Hyde se volvió inquietud e ira pulsante.

- No pongas esa cara- le espetó el vocalista ácidamente-. Cuando llegamos de la compañía me di cuenta que no traía las llaves. Decidí esperarte, pero jamás apareciste. ¿Qué se suponía que hiciera? ¿Esperarte eternamente afuera de la puerta?

- Tuve una emergencia- Tetsu se defendió de inmediato.- Te llamé al celular pero no contestabas.

Estabas con él, con Sakura

- No contesté porque el móvil se quedó sin batería. Si tanto interés tenías en avisarme, debiste subir al departamento.

- No me dio tiempo de hacerlo- en parte era verdad. Tetsuya arrugó el ceño y se cruzó de brazos, algo en su pecho se removió con desconcierto cuando Hyde lanzó una risita de ironía.

- Entonces, debemos atribuir esta noche de mierda a las casualidades y a la simple mala suerte. Fin del asunto.

El vocalista aún conservaba la sonrisa cuando se alejó por el pasillo, sin mediar mayores argumentos. Iba hacia el baño y Tetsu lo siguió como una sombra, silencioso, rumiando ira y preocupación y algo que no podía identificar bien, pero que estaba viciando el aire alrededor de ambos. Vio a Hyde inclinado en el lavamanos mientras el agua corría por su rostro y su cabello largo. Consciente del escrutinio, el vocalista le devolvió la mirada a través del vidrio del cristal y entonces Tetsu estuvo seguro.

De alguna forma, Hyde sabía que había visto a Ayana.

- Aún no me lo has dicho, ¿dónde estabas?- Tetsu le repitió con voz trémula, producto de la sospecha y una extraña necesidad de defensa. El vocalista hizo una mueca similar a una sonrisa. Se secó el cabello con una toalla y lo encaró, sin una pizca de arrepentimiento.

- No lo sé… ¿dónde estabas tú?

Ironía. Quiso nuevamente emprender la retirada, pero antes de que pudiera ir lejos Tetsu lo tomó del brazo y lo arrinconó contra la pared fría de cerámica.

- No juegues conmigo- le susurró cerca de los labios. Hyde lo apartó con un movimiento brusco.

- El único que está jugando a armar una escena eres tú, Ogawa, no yo.

- Estabas con Sakura, ¿cierto?- prosiguió sin escuchar sus argumentos. Ahora sí, Hyde sintió que un escalofrío le recorría la espina dorsal. ¿Quién mierda se creía Tetsuya que era?

- Si así fuera, ¿qué? ¿Tienes algo que reprocharme?- se acercó a su rostro y su expresión se hizo férrea, de frío resentimiento. “Te fuiste con esa niña y no tienes los cojones para reconocerlo”, parecían gritar sus ojos y Tetsuya se separó, de nuevo, preso de aquella extraña certeza.

Hyde lo sabía

- Ya me cansé de todo esto. Si quieres seguir con el interrogatorio, hazlo mañana, pero por hoy, ya he tenido más que suficiente

Le envió una última mirada desafiante antes de alejarse a la recámara, Tetsu ya no sintió fuerzas para detenerlo una segunda vez. Lo siguió con la vista hasta que el sonido de la puerta le indicó que se había encerrado. Mientras el silencio volvía a apoderarse de aquella instancia repleta de recuerdos, Tetsuya sintió un frío resquemor, como si adivinara la presencia de un fantasma.

Hyde sabía de su encuentro con Ayana.

No podía imaginar cómo, pero esos ojos no mentían. Oscuros, con ligeros tintes azules que lo desconcertaban. Hyde lo miraba con desconfianza y con resentimiento velado y, aún si no lo sabía con certeza, olía su miedo a distancia.

Me estás ocultando algo… tal como entonces

Súbitamente, sintió que el peso de la velada caía como un peso sobre sus hombros. Se retiró del baño para ir de nuevo a la sala, para dejarse caer en uno de los sillones y ocultar el rostro entre sus manos, cansado. Inseguro de todo y más aún, de sus propios actos.

¿Quieres salir corriendo? Si te da miedo estar con él, ¿no sería mejor volver con Ayana?

Había estado toda la noche esperando la llegada de Hyde, necesitando contarle la conversación con la que había sido su esposa. Sin embargo, en cuanto lo había visto llegar, Tetsuya había sentido una necesidad inexplicable de que Hyde no lo supiera. Algo dentro de él estaba en alerta. El mismo sentimiento que había experimentado hace tres años, cuando no sabía cómo decirle que ya no quería seguir con él. Que ya no podía seguir con él.

Aunque ahora sí estaba seguro que quería seguir con Hyde.

Suspiró. El reloj daba las tres y media de la mañana y Tetsu ancló su vista en la chaqueta negra de Sakura, la que sólo lograba aumentar el caudal de sus malestares.

Definitivamente, no iba a poder conciliar el sueño en toda la noche